Los partidos de derecha iniciarán las consultas para formar un nuevo gobierno, en el que el partido antiinmigración DF, nueva primera fuerza de la derecha en Dinamarca tras su éxito en las elecciones del 18 de junio, tendrá una gran influencia.
La primera ministra saliente, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, debía presentar la dimisión de su gobierno a la reina Margarita II el viernes a mediodía.
Con un resultado récord del 21,1% de los sufragios, el DF se convirtió en el segundo partido del país, solo por detrás de los socialdemócratas, que obtuvieron el 26,3% de los votos.
No obstante, su participación en el nuevo gobierno, que seguramente dirija el partido de derecha clásica Venstre, con el 19,5% de las papeletas, aún no está decidido.
"Kristian Thulesen Dahl (el presidente del DF) abre la vía a un nuevo mandato electoral con Lars Lokke Rasmussen (líder de Venstre) como primer ministro", resumía el diario de referencia Politiken.
"El triunfo del perdedor", titulaba el tabloide BT con una foto en primer plano de Rasmussen.
El conjunto de la clase política y de la opinión pública espera que este último, primer ministro de 2009 a 2011, sea llamado de nuevo al puesto de jefe de gobierno por la reina, incluso si ha sido sobrepasado por la derecha. Thulesen Dahl ya ha dicho al periódico Jyllands-Posten que no aspira a ese puesto.
- Negociaciones difíciles a la vista -
Rasmussen "debe reunir a varios partidos, que sobre el papel parecen incompatibles entre sí, en un proyecto común, con el peor punto de partida imaginable": una posición minoritaria, señalaba el diario Information, preguntándose cuál era finalmente "el precio de la victoria".
Aunque el bloque de derecha (Venstre, DF, Alianza Liberal y conservadores) logró la mayoría absoluta, con 90 escaños contra 89 de sus rivales de izquierda, esto no significa que los cuatro partidos vayan a formar gobierno. Más bien al contrario.
"El líder del DF ha dicho claramente que elegiría la solución que le diera mayor influencia. Y ha logrado convencer de ello a sus simpatizantes", señaló a la AFP Peter Nedergaard, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Copenhague.
Y los dirigentes del DF parecían pensar que su influencia sería mayor fuera del gobierno.
"Que Lars Lokke Rasmussen tenga el permiso (de constituir un gobierno) (...) y que nos pregunte cada vez si puede hacer algo (...) me parece lo más interesante", resumió uno de los responsables del DF a la televisión pública DR Morten Messerschmidt.
Por otro lado, los dos partidos más pequeños no se plantean entrar en el ejecutivo, aunque su postura no es definitiva.
Además de su postura intransigente en materia de inmigración, el DF está en desacuerdo con los otros partidos de derecha en cuestiones europeas y de protección social.
Venstre podría, por tanto, dirigir en solitario el país, teniendo que negociar cada medida en el parlamento con sus aliados de derecha y también con los partidos del bloque de izquierda.
Las negociaciones para constituir un nuevo gobierno, en todo caso, podrían ser largas.