Jueves, 16 de Febrero de 2012
La política está llena de paradojas. En la campaña presidencial de 2010 la mayor urgencia del uribismo era convencer al país de que la candidatura de Juan Manuel Santos representaba la sucesión política, programática e ideológica de Álvaro Uribe. Y hoy, tras 18 meses del relevo en la Casa de Nariño, el apremio es convencer al país de las diferencias de fondo entre Santos y el ex mandatario.
Para ello tiene que trabajar en cinco aspectos básicos, cada uno con riesgos implícitos muy grandes:
- ¿UN PARTIDO NUEVO? Ante la realidad política de que el gobierno Santos domina La U, no pocos dirigentes uribistas consideran que debe utilizarse la personería jurídica de Primero Colombia para montar tolda aparte. Sin embargo, faltando dos años cortos para la campaña presidencial y parlamentaria sería casi suicida arrancar una colectividad nueva y apartarse de aquella con más representación en Congreso, Gobernaciones, Alcaldías, Concejos municipales y Asambleas departamentales. Además, si Santos aspirara a la reelección el panorama sería más complejo, pues el atractivo de continuismo en el poder sería muy difícil de esquivar para una coalición tan mayoritaria como la Unidad Nacional.
- ¿EN CUERPO AJENO? Si algo quedó demostrado en las pasadas elecciones regionales es que la capacidad de endoso político-electoral de Uribe Vélez es muy relativa. La mayoría de candidatos a Gobernaciones y Alcaldías que apoyó perdieron en las urnas. Es claro que constituye un riesgo que Uribe, al interior de La U, enfrente un precandidato presidencial propio (como el ex ministro Oscar Iván Zuluaga) a un posible precandidato-Presidente (con toda la ventaja política y electoral que esto implica). Está visto que el uribismo le vota a la persona del ex mandatario pero no así a quien recibe su guiño, con la única excepción, paradójicamente, del propio Santos.
- ¿URIBE AL SENADO?Previendo precisamente la anterior falencia, hay uribistas que consideran que la única forma de recuperar su votación y dividir a La U es que el propio ex presidente sea quien jalone el apoyo político y popular. Para ello han propuesto que Uribe encabece una lista al Senado y que no sea necesariamente la de La U, pues le quedaría difícil atraer dirigentes y congresistas de otras colectividades. Sin embargo la idea no le suena mucho al ex mandatario, quien, como político de muchas batallas, sabe que una cosa es fundar un partido con gobierno y poder a bordo, y otra muy distinta es aventurarse a hacerlo sin nada de ello.
- ¿TOMARSE LA U?Para algunos congresistas afines con el ex mandatario la pelea con el santismo debe darse desde adentro del Partido y para ello todos los esfuerzos del ex Jefe de Estado se concentran en apoderarse de las instancias de decisión de la colectividad, inclinando la balanza a favor suyo en la convención y asambleas partidistas pendientes antes de 2014, así como en la reforma estatutaria que están empezando a impulsar algunos sectores de la colectividad. Sin embargo, de allí a poder dominar la dirección única o colegiada de La U hay mucha distancia, pues el santismo no será pasivo ante el riesgo de perder el control del llamado “partido de gobierno”.
- ¿OPORTUNISMO POLÍTICO?Según algunos analistas el peor error que puede cometer Uribe es ‘rebelarle’ La U a Santos, porque el liberalismo (que insiste en aliarse con Cambio Radical) se muestra cada vez más cercano al Presidente, a tal punto que fue el primero en proponer su reelección y ha dicho que el proceso de reunificación de las toldas rojas bien podría ser encabezado por el hoy Jefe de Estado. Poner a la bancada y dirigencia de La U ante el riesgo de perder la primacía en representación política gubernamental y que ésta sea asignada a otras colectividades de la Unidad Nacional, es una apuesta riesgosa para la bancada parlamentaria más numerosa y, por lo tanto, más urgida de cuotas de poder.