En su más reciente comunicación, tras la muerte de su máximo dirigente Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano, las Farc rechazaron nuevamente la posibilidad de desmovilizarse, pero dejaron abierta la posibilidad de un diálogo con el Gobierno Nacional, anotando que se “comprometen a persistir en la búsqueda de la solución política hasta alcanzar una paz democrática con dignidad y justicia social”.
Ahora, parece que la discusión en la opinión pública ya no es, como en meses anteriores, si debe o no haber un diálogo, sino quien debe dar el siguiente paso.
Para el expresidente Andrés Pastrana es la guerrilla la que debe acercarse al Gobierno: “Este golpe lleva a las Farc a una reflexión. Pierden liderazgo y tendrán que sentarse a pensar qué pasará y la posibilidad de llegar a un proceso de paz y buscar la desmovilización para que la paz que estamos esperando hace 50 años los colombianos”.
Aún el expresidentes Álvaro Uribe sorprendió en los últimos días al aceptar que es utópico pensar en la posibilidad de una victoria militar sobre la guerrilla; sin embargo, siguió desechando la posibilidad de unm diálogo: “Los diálogos con los terroristas son inútiles y es utópico pensar que hay la posibilidad de una victoria militar total”.
Uribe consideró un camino que “tiene tres elementos: el combate denodado a los cabecillas, la generosidad con los desertores y la política social para evitar nuevos reclutamientos”, agregó.
En cambio el representante Iván Cepeda, del Polo Democrático, expresó que “esa reacción de mantener una voluntad de diálogo con el Gobierno sin desarmarse, debe ser aprovechada por el Gobierno porque lo que está diciendo es que mantiene su voluntad y que goza de buena salud a pocas horas del ataque”.
La exsecuestrada Clara Rojas le pidió al Gobierno “un paso más” para llegar al diálogo político con la guerrilla.
Finalmente, la jerarquía católica confía en que se pueda abrir una luz de esperanza para un eventual diálogo, según lo manifestó el padre Darío Echeverry.