Diálogo intercoreano: ¿cambio o acto efectista? | El Nuevo Siglo
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Martes, 2 de Enero de 2018
Redacción internacional con AFP

La posibilidad de un nuevo diálogo de alto nivel entre Corea del Norte y Corea del Sur generó ayer dos tipos de reacciones. De un lado, los que consideraron que se trata de una nueva y esperanzadora etapa de distensión entre ambas naciones, que podría llevar a desactivar el clima de tensión creado en los últimos meses por las pruebas de misiles con capacidad nuclear del régimen de Pyongyang. Y, de otra parte, la postura de los escépticos que advirtieron que no hay que confiarse porque Kim Jong-Un ha demostrado ser muy voluble, y así como un día dice estar dispuesto a abrir canales de diálogo con su vecino y las potencias occidentales, al otro amenaza con atacarlas con sus ojivas nucleares. De allí, entonces, que no se deba descartar que esta última movida no sea más que una maniobra efectista sin fondo real.

Esa disparidad de criterios explica el enfoque geopolítico muy cauteloso con el que se está analizando el nuevo clima en la península asiática.

Lo cierto es que ayer Corea del Sur propuso mantener conversaciones de alto nivel con Corea del Norte el 9 de enero, tras la mano tendida por Kim Jong-Un, quien instó a una mejora de las relaciones y sugirió que su país podría participar en los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang.

El dirigente norcoreano utilizó su discurso de Año Nuevo a la nación para reiterar que su país era un Estado nuclear de pleno derecho, advirtiendo que tenía siempre a mano el "botón nuclear".

Pero paralelamente hizo un gesto de apertura en dirección al Sur al mencionar que su país podría participar en los Juegos Olímpicos de invierno que se celebrarán en febrero en Corea del Sur.

El ministro de la Unificación surcoreano, Cho Myoung-Gyon, explicó en una rueda de prensa que Seúl "reiteraba su voluntad de organizar conversaciones con el Norte en cualquier momento, en cualquier lugar y bajo cualquier forma".

"Esperamos que el Sur y el Norte puedan sentarse frente a frente para abordar la participación de Corea del Norte en los Juegos de Pyeongchang, así como otros temas de interés mutuo para mejorar las relaciones intercoreanas", agregó.

Desde el final de la Guerra de Corea (1950-53), los dos Estados rivales están separados por una Zona desmilitarizada (DMZ), una de las fronteras más fuertemente armadas del mundo. Las últimas conversaciones bilaterales se remontan a 2015.

¿Desnuclearización?

El presidente surcoreano Moon Jae-In, partidario del diálogo, acogió con satisfacción las declaraciones de su homólogo norcoreano como una oportunidad para reactivar las conversaciones.

Subrayó, sin embargo, que la mejoría de las relaciones bilaterales debía ir acompañada de medidas con vistas a una desnuclearización.

"Propongan por favor rápidamente medidas para retomar las relaciones intercoreanas y concretar la participación de la delegación norcoreana", dijo a su consejo de ministros.

Hace unos meses el presidente surcoreano había propuesto dialogar a través de la Cruz Roja y el Ejército, pero Pyongyang hizo oídos sordos.

La actitud de Corea del Norte preocupa a la comunidad internacional por sus lanzamientos de misiles y sus pruebas nucleares. La sexta y última fue llevada a cabo en septiembre, la más potente hasta ahora.

Pyongyang asegura que necesita armas nucleares para protegerse de la hostilidad de Estados Unidos, en un contexto de insultos y amenazas mutuas entre Kim y el presidente norteamericano Donald Trump.

Corea del Norte quiere poner a punto una ojiva nuclear capaz de alcanzar el territorio continental estadounidense. Por ello ha recibido numerosas sanciones de la ONU pero que hasta ahora no han frenado sus ambiciones.

Esas sanciones, afirmó ayer el presidente Donald Trump, están empezando a tener "gran impacto".

"Los soldados huyen peligrosamente hacia Corea del Sur. El 'Hombre Cohete' (el líder norcoreano Kim Jong un) ahora quiere hablar con Corea del Sur, por primera vez. Puede ser una buena noticia, o tal vez no. ¡Ya veremos!", señaló el mandatario en Twitter.

Deporte, ventana geopolítica

Las declaraciones de Kim son el primer indicio de su voluntad de participar en los Juegos Olímpicos de invierno, que se celebrarán del 9 al 25 de febrero.

Según el presidente surcoreano es "una respuesta positiva a nuestra propuesta para que los Juegos Olímpicos de Pyeongchang sean una oportunidad revolucionaria para la paz".

Las principales pruebas de la competición deportiva se celebrarán a sólo 80 kilómetros de la zona fronteriza entre las dos Coreas. Pero en los últimos meses, las crecientes tensiones en la península coreana han empañado la cita olímpica.

En su discurso del lunes, el líder norcoreano aseguró que los Juegos podrían ser una oportunidad para los representantes de ambos países de "reunirse en un futuro próximo".

Tanto al gobierno surcoreano como a los organizadores les gustaría que el Norte participara en lo que presentan como las "Olimpiadas de la Paz".

Dos deportistas norcoreanos -la pareja de patinadores Ryom Tae-Ok y Kim Ju-Sik- se clasificaron para Pyeongchang pero el Comité Olímpico norcoreano no confirmó en los plazos su participación ante la Unión Internacional de Patinaje sobre Hielo.

Sin embargo podrían competir con una invitación del Comité Olímpico Internacional (COI). Dicha invitación podría extenderse a otras disciplinas e incluir a deportistas norcoreanos que no hayan logrado clasificarse.

"El COI dice que el Norte sería capaz de tomar parte en todas las disciplinas", explica Lee Hee-Beom, patrón de los Juegos de Pyeongchang. "Pero Corea del Norte enviaría deportistas en patinaje artístico, patinaje de velocidad, esquí de fondo y hockey sobre hielo femenino", avanzó.

Tanto Seúl como el COI desean que el Norte participe en estos "Juegos Olímpicos de la Paz". Pero la presencia de Pyongyang en eventos deportivos depende mucho de la evolución de la situación política y militar en la península.

Esa evolución empezará a definirse con base en el diálogo de alto nivel del próximo 9 de enero. Un diálogo que, como ya se dijo, tiene pronóstico reservado por el largo historial de desencuentros entre ambos gobiernos y el carácter voluble del líder norcoreano Kim Jong-Un, que un día ofrece diálogo y al otro amenaza con ataques nucleares. 

 

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