Puro Centro Democrático
La U
Primeros en la mira: los disidentes dentro del Partido Social de Unidad Nacional (La U). ¿Quiénes son? Dos grupos: los uribistas ‘pura sangre’, bastante aburridos con lo que consideran la ‘traición’ de Santos a su antecesor; y los antisantistas, que decepcionados con los resultados han ido bajándose del bus del optimismo que espera frutos en los próximos dos años. De hecho, La U tiene un debate interno para definir quien se queda con sus llaves, solo que a ninguno de los grupos en pugna les convendría estar en un Partido debilitado.
Extrema derecha
Hay una extrema derecha civilista que, como a su opuesta de izquierda, a veces es difícil distinguirla de la irregular y por eso lo que se les exige es, precisamente, que se diferencien claramente. Pues esta derecha también está en la mira del Puro Centro, con quienes tienen en común su molestia con la Ley de Víctimas, con la amistad de Santos y Chávez, así como con lo que consideran mano blanda ante la guerrilla.
Inconformismo
La mayoría de los analistas dan por seguro que Uribe pueda capitalizar la admiración de los colombianos que lo acompañaron en su elección y reelección. Pero desde el Puro Centro no se confían y por eso buscan estar en la jugada donde quiera que se manifieste inconformismo con el Gobierno, como ocurrió en las redes sociales cuando los ciudadanos se opusieron a la forma en que fue aprobada la reforma judicial o como lo hicieron esta semana al acompañar entusiastamente la marcha cafetera de Manizales.
Establecimiento crítico
Y si no se confían en el Puro Centro de la popularidad ‘a toda prueba’ de Uribe, tampoco dudan en concitar a su alrededor el establecimiento crítico, es decir empresarios, dirigentes regionales, uniformados en uso de buen retiro y todo aquel que tradicionalmente se identificaba con el más irrestricto gobiernismo, pero que concuerdan con el ex mandatario en que el actual Jefe de Estado no ha sabido cuidar adecuadamente los tres huevitos: la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
Pido la Palabra
Seguidores de Mockus y Fajardo
Para nadie es un secreto la incomodidad de los seguidores de Antanas Mockus y Sergio Fajardo en el Partido Verde. En el primer caso, con la salida del ex alcalde bogotano quienes surfearon la ola verde con él ahora se sienten como mosca en leche. En el segundo, aunque el Gobernador de Antioquia no ha abjurado de su nexo verde, la distancia de sus adeptos con el resto de la colectividad es cada día mayor en las regiones. Si no se han ido es, entre otros factores, por el compromiso adquirido de construir Partido junto a los prosélitos de Luis Eduardo Garzón, Enrique Peñalosa y la Opción Centro.
Disidentes
Pero Pido la Palabra no busca solo congregar a la disidencia verde, que de por sí provenía de grupos ciudadanos que no pudieron encajar en la política tradicional de partidos como el Liberal o el Conservador, sino también de las colectividades originalmente uribistas (La U y Cambio Radical): quieren que el éxodo se repita.
Voto de opinión
Reeditar la ola verde no es nada fácil. De hecho, si se la considera inmersa en un contexto histórico muy específico, podría decirse que es imposible. Pero tal vez valga la pena el intento de convocar de nuevo al voto de opinión alrededor de la misma inalcanzada meta de practicar la actividad política con pulcritud, sin hacerle esguinces a los principios, de tal manera que todos sepan a qué atenerse.
Tercería
Fajardo, siendo candidato presidencial, repitió un mantra que a algunos les pareció desabrido: ni uribista ni antiuribista. Ahora Pido la Palabra reedita, o mejor actualiza, el principio: ni uribista ni santista. Como cuando la política colombiana giraba en torno a ser liberal o conservador, la tercería sigue siendo un anhelo de sectores políticos y cívicos que no quieren verse matriculados en esa puja entre Santos y quien graduó de opositor, que para algunos observadores parece un cálculo como el de quien escoge pareja en un baile y prefiere danzar con María para no hacerlo con Marta. Y Marta, en este caso, sería el Polo Democrático, que por más desteñido que parezca sigue representando la oposición de izquierda sin armas. Claro, Pido la Palabra quiere distanciarse del Polo, porque aspiran a ser tercería, mas no necesariamente oposición.
Marcha Patriótica
Izquierda liberal
Las palabras pueden llegar a ser tramposas. ¿Es la Marcha Patriótica una expresión de izquierda radical? Un marxista de la ortodoxia respondería que no. Señalaría, en cambio, que es el campo para sectores liberales de izquierda, como efectivamente es el signo del sector que lidera Piedad Córdoba dentro del Partido Liberal, porque no se ha ido ni la han echado. En esa colectividad, este sector se proclama heredero de Jorge Eliécer Gaitán y del interés, al menos formal, por agitar las banderas de las ambiciones populares como trabajo digno, salario justo, salud universal o vivienda familiar.
Disidencia del Polo
Si no es propiamente la izquierda más radical, Marcha Patriótica sí expresa una crítica al sector dirigente del Polo, al que acusan de haberse puesto muy en el centro y alejarse de las luchas cotidianas alrededor de las cuales se edificó el ideario de unidad que permitió, aunque fuera temporalmente, poner en un mismo aparato partidista a expresiones disímiles y hasta contradictorias de la izquierda democrática. Para Marcha Patriótica, las fuertes contradicciones internas del Polo, que no eran más que la continuidad del debate histórico de la izquierda colombiana, se transformaron en luchas por el control que dieron paso a permisivas alianzas con sectores que resultaron inmersos en uno de los escándalos de corrupción más grandes.
Partido Comunista y Unión Patriótica
Al frente de esta disidencia del Polo está en lugar destacado, aunque no solitario, la dirigencia del Partido Comunista y de lo que quedó de la Unión Patriótica tras el genocidio del que fueron víctimas sus militantes en las últimas décadas del siglo pasado.
Promotores de diálogos de paz
Si bien hoy por hoy no son sectores multitudinarios, a Marcha Patriótica son atraídos liberales y conservadores convencidos de que la única salida posible al conflicto armado es el diálogo de paz con los grupos guerrilleros, en los que estos silencien sus fusiles a cambio de que el Establecimiento acceda a autocriticarse y emprender reformas audaces y reales que avancen en la solución efectiva de los graves problemas sociales que afectan a la mayoría de la población.