La policía de Hong Kong arrestó el miércoles a dos líderes de las protestas prodemocracia y desmanteló uno de los tres campamentos del movimiento, lo que permitió reabrir a la circulación una arteria bloqueada desde hacía casi dos meses.
Forzando a retroceder a los manifestantes, cientos de oficiales pertrechados con cascos y porras se interpusieron para permitir que los obreros retiraran tiendas de campaña y otros obstáculos que impedían el tráfico en esta calle de seis carriles de Mongkok, en la parte continental de la excolonia británica.
Se trata de la mayor operación para dispersar a los manifestantes que reclaman un sufragio universal sin cortapisas, al tiempo que su movimiento pierde fuelle entre la opinión pública, harta de todas las perturbaciones de su vida diaria en la metrópolis.
Al cabo de dos horas, sólo permanecían algunos manifestantes en lo que había sido su campamento.
La situación era no obstante de gran tensión. La víspera se produjeron choques entre manifestantes y policías mientras los obreros despejaban otra calle ocupada de Mongkok.
Desde el martes, han sido detenidas 116 personas, según un nuevo balance policial. Veinte policías resultaron heridos.
Entre los detenidos figuran los líderes estudiantiles Joshua Wong - ya detenido en septiembre y liberado después - y Lester Shum, según las organizaciones prodemocracia. Los motivos de su arresto no se dieron a conocer hasta ahora.
Un empleado de un equipo de televisión también fue detenido, según la asociación de periodistas de Hong Kong.
- En busca de una nueva estrategia -
Además del campamento de Mongkok, están los de Admiralty, cerca de la sede del poder, y Causeway Bay, un barrio comercial de lujo.
Como la semana pasada en Admiralty, donde fueron evacuadas las inmediaciones de un rascacielos, estas operaciones de desmantelamiento responden a una orden de expulsión dictada por la justicia a petición, entre otras, de empresas de transportes.
Mongkok ha sido escenario de violentos enfrentamientos entre manifestantes, policías, vecinos hastiados y supuestos hombres de las triadas, la mafia china.
"Si perdemos aquí, no nos desmoralizaremos. Podemos ir a otro lugar", aseguró Kelvin Ng, un manifestante de 21 años.
Los manifestantes, que reclaman a Pekín un verdadero sufragio universal en las elecciones a jefe de gobierno local de 2017, salieron por millares a las calles el 28 de septiembre iniciando una campaña de movilizaciones sin precedentes.
Pero el movimiento ha menguado considerablemente y parece dividido en cuanto a la estrategia a seguir, después de que fracasara un intento de diálogo con el gobierno local.
La Federación de Estudiantes de Hong Kong, punta de lanza del movimiento, declaró que estudiaba sus próximos pasos: "Si el gobierno continúa en colusión con la policía (...) tendremos que pasar a una nueva etapa", previno en Facebook, sin concretar su amenaza.
Territorio chino dotado de una amplia autonomía, la excolonia británica vive su crisis más grave desde su retrocesión a Pekín en 1997.
Pekín aprobó el principio "una voz, un voto" pero reservó a un comité de grandes electores mayoritariamente favorables al Partido Comunista la labor de preseleccionar los candidatos, algo inaceptable para el movimiento prodemocracia.