Después de ojo sacado... | El Nuevo Siglo
Lunes, 1 de Abril de 2013

Después de ojo sacado...El presidente Santos, a quien se le dijo, se le advirtió y se le recomendó que si seguía descuidando el tema de la seguridad, sus propósitos no tendrían ningún éxito durante el cuatrienio de su gobierno, y que debía ocuparse de velar por mantener la convivencia pacífica tanto en las zonas rurales como urbanas, pero prefirió ir más bien a Cartagena de Indias y reunirse allí con su ejecutivo de confianza, el señor Bruce Mac Master, quien le decía lo que él quería oír; también prefirió esto a visitar Cartagena del Chairá o a reunirse con los habitantes de la olvidada Costa Pacífica… Santos se dedicó a cuidar su propia imagen, ir a cocteles y darse la gran vitrina internacional, cuidar las portadas de las revistas, organizar costosos eventos como el del encuentro con el presidente Obama y toda la representación del Foro de Sao Paulo, mientras en compañía de la Canciller dejó perder nuestras aguas territoriales en San Andrés y Providencia.

La improvisación. Desde los primeros días de su gobierno, el presidente Santos se propuso desmarcarse de su tutor Álvaro Uribe, prefiriendo a su peor enemigo cuando en Santa Marta le juró amor eterno a Hugo Chávez, declarándolo como su nuevo mejor amigo, mostrando así sus verdaderas intenciones, que consistían en tomar distancia total y absoluta del expresidente antioqueño. Para el efecto comenzó a desmontar todo lo que se le pareciera a la anterior Administración. Para empezar designó a Germán Vargas Lleras, el más enconado rival de Uribe, como ministro del Interior. Al amigo de Uribe Vélez, Rodrigo Rivera, lo sacó por la puerta de atrás, pues el tema de la seguridad, como ahora, estaba muy mal manejado. Sacó para una embajada a Carlos Rodado pues la locomotora minera no aparecía y ya van 3 ministros de Minas; mandó para Roma a Germán Cardona y van tres ministros de Transporte y las Autopistas de la Prosperidad tampoco se ven; sacrificó al ministro Esguerra. En Justicia e Interior van 4 ministros y la reforma a la Justicia no aparece y las cárceles tampoco. Para no hablar de la salud y las pensiones, que tienen dividido el Gobierno. 

Lo que queda.La única tabla de salvación que le queda es el proyecto de paz que se cocina en La Habana, pero allí todo depende de lo que digan los amigos de Tirofijo, quienes juegan de locales mientras que aquí en el país dinamitan oleoductos, secuestran al por mayor y al detal, vuelan torres de energía, reclutan niños, mantienen las minas antipersona, se toman pueblos y veredas… Y le queda tiempo a los guerrilleros para seguir aplazando los diálogos hasta que a ellos les venga en gana y así poder imponer la Constituyente a cambio de la reelección de Santos.