Argumentando que “el ejército libra una batalla heroica y crucial (...) de la que depende el destino de nuestro pueblo y de nuestra nación porque el enemigo se encuentra ahora entre nosotros”, el presidente sirio Bashar al Asad arengó a sus tropas e instó a sus gobernados a apoyarlos, lo que de inmediato fue calificado por Estados Unidos como un acto “cobarde y despreciable”.
"Creemos que es una cobardía, francamente, que un hombre que se esconde exhorte a sus fuerzas armadas a continuar matando civiles de su propio país", dijo un portavoz del departamento de Estado, Patrick Ventrell, en reacción al discurso que horas antes Asad pronunció con ocasión del 67º aniversario de la creación del ejército sirio .
"El enemigo se encuentra ahora entre nosotros, utilizando agentes internos para desestabilizar a la patria, la seguridad de sus ciudadanos (...) y continúa agotando nuestros recursos económicos y científicos", afirmó Asad, en su arenga a las tropas.
Entre tanto, sobre el terreno, se confirmó que los rebeldes sirios tienen tanques y armamento pesado en Alepo decomisado a las tropas del régimen, según la misión de la ONU, y lpanean un ataque a los servicios de inteligencia.
L misión de observadores de la ONU en Siria ha "confirmado la información según la cual la oposición tiene armamento pesado, incluso tanques, en Alepo", donde los rebeldes y el ejército de Asad se enfrentan desde hace días, dijo en Nueva York un portavoz de la ONU.
Los observadores de la ONU, que concurrieron ayer a Alepo, habían afirmado poco antes que las tropas sirias utilizaron aviones cazas para disparar sobre la ciudad.
De acuerdo con datos del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), la ONU calcula que más de 200.000 personas han huido de Alepo desde que comenzó la batalla entre rebeldes y soldados del ejército regular.
Para el general Ferzat Abdel Naser, del Ejército Sirio Libre (ESL, formado principalmente por desertores del ejército regular), "lo más importante es apoderarse de los locales de los servicios de inteligencia. Si caen, la victoria es posible", agregó.
En Damasco, los barrios cristianos de Bab Tuma y Bab Sharqi, en el centro de la ciudad, fueron por primera vez teatro de combates, que dejaron al menos un soldado muerto, indicó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Londres.
Se trata de "combates inéditos", en "zonas a las que los combatientes (rebeldes) no tenían acceso hasta ahora", dijo Ramin Abdel Rahman, presidente del OSDH.
Bab Tuma y Bab Sharqi son barrios tradicionalmente cristianos de la ciudad vieja de Damasco, donde en varias ocasiones se organizaron actos de apoyo a Asad.
Otros barrios de Damasco ya habían sido escenario de violentos combates, pero el ejército los reconquistó el 23 de julio.
Desde entonces, el foco del conflicto se trasladó a Alepo, (norte), segunda ciudad y principal centro económico del país.
Los rebeldes habían reivindicado el martes varias victorias en la zona, así como la muerte de 40 policías.
Si los rebeldes asientan su control sobre Alepo, podrían establecer una zona de seguridad hasta la frontera con Turquía, a unos 45 km. El gobierno turco dio la espalda a su vieja alianza con Asad, para convertirse en los últimos meses en un firme respaldo de la insurrección siria.
Los enfrentamientos de ayer dejaron 110 muertos (tras 124 el martes), según el OSDH, que afirmó que se trata de 67 civiles, 29 soldados y 14 rebeldes./AFP