Según un informe de la ONU, Colombia es el segundo país con mayor número de desplazados y refugiados en el mundo, pues cuenta con 5,3 millones de personas en esta condición. Solo es superado por Siria, cuya cifra llega a 6,5 millones.
Dentro de las principales regiones del país que afrontan este flagelo se encuentran Santander, Casanare y el sur de Bolívar. Algunas de estos desplazados fueron al Segundo Foro Regional sobre Víctimas, que se realizó en Barrancabermeja.
En el sur de Bolívar vive Rosalba (nombre cambiado por motivos de seguridad), quien le contó a la Agencias de Noticias de Universidad Nacional (UN) que en 1998 tuvo que salir de su pueblo, Norosí, hacia el municipio de Río Viejo, por la confrontación entre la guerrilla y las autodefensas.
Ella hace parte de las 291.603 personas que fueron expulsadas de sus tierras entre 1997 y 2010, en esa región, según un informe del Registro Único de Población Desplazada de Acción Social (hoy Departamento para la Prosperidad Social). Aquel fue el segundo departamento con mayores cifras de desplazamiento, después de Antioquia.
En Río Viejo y alejada de su finca, Rosalba tuvo que vender agua en carretilla para sostener a su familia, pues su esposo no podía conseguir trabajo debido a que lo consideraban un actor armado.
Luego de vivir diez años en aquella población, cuyo casco urbano lo componen aproximadamente 100 núcleos familiares, ella y su familia retornaron a sus terrenos en Norosí, donde ahora tienen un galpón de pollos.
Además de contar su experiencia, Rosalba viajó a Barrancabermeja para aportar ideas a las propuestas que las mesas de trabajo quieren enviar a los negociadores en La Habana. Ella insiste que en sus tierras permanece la inseguridad por parte de los grupos ilegales, en este caso, la guerrilla.
Otro de los asistentes al foro fue Gil García, quien durante seis años fue desplazado del municipio de Cimití y fue obligado por las autodefensas a pasar del corregimiento de Monterrey a San Pablo.
Tiempo después, decidió hablar con quienes lo expulsaron y luego de seis meses de lucha, los ilegales desocuparon sus predios.
Desde su terruño, el agricultor aseguró que el gran reto, además del cese al fuego, es la búsqueda de una estabilidad económica del campesino. “Luego del fuego, viene la estabilidad para la gente y ese es el gran desafío, así como el fortalecimiento de la voz de las víctimas”.
Por Santander
Como desplazadas por la violencia, también estuvieron en el foro Ana Torres y Luz Correa, habitantes de Santander que también fueron expulsados de sus tierras.
Torres salió de Monterrey (suroriente del Casanare, a 402 kilómetros de Bogotá) donde era comerciante; de allí los grupos ilegales la obligaron a irse, por lo que se encaminó hacia Oiba (Santander, a 151 kilómetros de Bucaramanga) y posteriormente terminó en Barbosa, al sur de tierras santandereanas.
Para ella, la participación es clave porque se deben escuchar tanto las voces de los desplazados como las de las mujeres víctimas del conflicto interno colombiano. “Todo lo que llegue a La Habana debe tener una base, debe incluir justicia social y equidad”, señala.
Correa salió de San Vicente de Chucurí y actualmente se encuentra en otro municipio del departamento, Matanza, ubicado hacia el norte.
“En el desplazamiento sufrimos las mujeres y las familias. Por eso es necesario el cese del enfrentamiento armado y que se garantice la no repetición. Cuando muere una persona, la que más sufre es la madre”, añadió.
Esta es la voz de algunos de los campesinos que soportaron lo que es ser expulsados de su tierra; dicha población deja a Colombia en una posición desfavorable en el mundo, en cuanto a protección de los derechos humanos.
El desplazamiento es uno de los hechos victimizantes incluidos en el marco del foro sobre víctimas realizado en Barrancabermeja, lugar de la refinería más grande del país y escenario clave del conflicto armado por la influencia de la guerrilla (sobre todo, el Eln y las Auc).
Según Elkin David Bueno, alcalde de Barrancabermeja, por deslazamiento forzado el municipio reporta alrededor de 53.000 víctimas.
La serie de foros regionales es una iniciativa de la mesa de conversaciones de La Habana, coordinada por la ONU y la UN, a través del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz. El tercer foro regional será este jueves y viernes en Barranquilla, mientras el nacional será el 5 y 6 de agosto en Cali.