La consabida oposición de Estados Unidos pero sobre todo una marcada resistencia de algunos de los países en la región que consideran que la despenalización de la droga no es una vía efectiva para enfrentar el flagelo del narcotráfico hizo que fracasara la cumbre que sobre el tema se realizó en Antigua el pasado sábado.
La ausencia de tres de los seis presidentes marcó el encuentro en la turística ciudad guatemalteca quitándole así el poco oxígeno que la propuesta del presidente Otto Pérez había tomado meses anteriores, cuando la lanzó aduciendo que había llegado la hora de discutir sobre este tema “tabú” y de que Estados Unidos asumiera su responsabilidad en violencia que viven las naciones del istmo a consecuencia de la lucha antidroga.
Al encuentro en Antigua, cuyo objetivo era fijar una posición de bloque sobre nuevas estrategias para combatir el narcotráfico dado que el concepto generalizado ha sido de un rotundo fracaso en los derroteros norteamericanos fijados para tal fin, sólo asistieron el anfitrión Pérez y sus homólogos de Costa Rica y Panamá, Laura Chinchilla y Ricardo Martinelli, respectivamente.
Las ausencias a última hora de los gobernantes Mauricio Funes (El Salvador), Daniel Ortega (Nicaragua) y sobre todo de Porfirio Lobo (Honduras), presidente pro-témpore del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) no sólo hizo que el objetivo de llevar una posición de consenso a la Cumbre de las Américas fracasara, sino que le quito oxígeno a la propuesta del mandatario guatemalteco.
Pérez argumenta que "después de 40 años ha fracasado la lucha contra las drogas y se debe buscar nuevas alternativas, una nueva estrategia regional”.
En ese sentido cifra cuatro pilares: despenalización del consumo, despenalización del tránsito, compensación económica a los países del istmo de parte de Estados Unidos por incautación de cocaína, y la creación de una corte penal regional para juzgar delitos relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero.
En su concepto, si ello se materializa se lograría bajar ostensiblemente la violencia de los carteles y las pandillas que tienen hoy a Centroamérica convertida en la región, sin conflicto bélico, más violenta del mundo. Y ello se sostiene con cifras: 20 mil asesinatos en 2011 y el 90% de éstos cometidos en Honduras, Guatemala y Salvador.
Algunos analistas han destacado que la región “tiene ahora más muertos y violencia en paz y democracia que cuando estaba en guerra”.
Ante el evidente fracaso de su propuesta, el presidente Pérez en la cumbre modificó un poco su discurso y aclaró que “nosotros lo que queremos traer y dejar en el ambiente es que estamos claros que la despenalización es uno de los caminos que podríamos seguir, que no es exclusivamente el único camino, pero que también está en la mesa del debate y discusión”.
A justificó la urgencia de debatir esa propuesta debido a que Centroamérica está en medio de los países productores de drogas (Sudamérica) y su principal consumidor en el mundo, Estados Unidos.
Y aunque los mandatarios centroamericanos y algunos otros latinoamericanos se identifican con el concepto de que la lucha antidroga ha fracasado ya que se mantiene la oferta, la demanda y se ha disparado el consumo de narcóticos no sólo en Estados Unidos sino también en América Latina y el Caribe, también lo hacen en el sentido de que la despenalización de la droga no es la vía a seguir.
En ese marco, El Salvador, Honduras, Panamá y Nicaragua rechazan de plano la iniciativa de Pérez por estimar que convertirá a la región en "paraíso del consumo"; en tanto que Costa Rica pide precisar su alcance y Panamá la considera una “propuesta de avanzada” que debe discutirse a fondo para que lleve a solucionar el problema y no a agravarlo.
Pero el tema también plantea para los centroamericanos una paradoja: por un lado promueven la despenalización y por el otro se verían abocados a tirar por la borda la fuerte legislatura que para combatir la “narco-violencia” han adoptado en los últimos años.
A ello habría que sumarle que la zona está enfocada en exigir a la comunidad internacional que desembolse los 2.000 millones de dólares prometidos para una estrategia regional de seguridad de 22 proyectos, lanzada en una cumbre en Guatemala en junio de 2011, a que la asistió la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Así las cosas la iniciativa de Pérez es tan solo una ilusión. Sin embargo hay que abonarle a este ex militar guatemalteco que la “pequeña bomba” que denotó poniendo el tema de la despenalización sobre el tapete regional y mundial abrió la puerta a que sea discutida una nueva estrategia antidroga en la Cumbre de las Américas que se realizará en Cartagena el 14 y 15 de abril.
Estados Unidos se ha manifestado abiertamente opuesto a la despenalización de la droga pero admitió a comienzos de este mes su disposición a debatirla y por ello Colombia incluyó el tema en la agenda del encuentro de Cartagena.
Pero el presidente Juan Manuel Santos fue claro y dijo que el país no puede ni va a tomar ninguna acción unilateral y que no será “vocero de esa causa”.
Por lo pronto el tema está en la agenda y los centroamericanos harán un esfuerzo de última hora, a través de una reunión convocada por el sistema interamericano la próxima semana, para lograr una posición de consenso sobre el tema.