“Decir quehoras extras no se quitaron es un chiste más de Álvaro Uribe. Todos los colombianos lo saben”, trinó ayer la exdirectora del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) ante las aseveraciones del senador electo del Centro Democrático quien, por el mismo medio dijo que “las horas extras nunca se quitaron, la jornada ordinaria de trabajo se mantuvo en 8 horas”.
Según Uribe, obviando que el efecto práctico de las medidas fue el recorte de los ingresos de trabajadores como los vigilantes, lo que ocurrió fue que el “horario ordinario de trabajo se anticipó de 6 a.m. a 5 a.m., y se extendió de 6 p.m. a 10 p.m., sin exceder 8 horas”, argumentando que “ampliar horarios sin aumentar las 8 horas se hizo para generar empleo en hospitales, hoteles, restaurantes, etc”.
Para el congresista antioqueño, en lugar de eliminar las horas extras, lo que se hizo en su gobierno fue que “se quitaron recargos por jornada de 8 horas entre 5 y 6 a.m., y entre 6 p.m. y 10 p.m.”.
En cambio, los dirigentes gremiales sí reconocen la eliminación de las horas extras durante la gestión de Uribe, tanto que se opusieron al proyecto de ley que intentó revivirlas y se hundió la semana pasada en el Congreso.
En su momento, el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Guillermo Botero, consideró que si esa norma hubiera sido aprobada habría tenido un efecto inmediato sobre la generación de empleo, la productividad de las empresas y el margen de ganancia, situación que acaba pagando el consumidor final.
Entre los sectores que se han opuesto a revivir las horas extras, están el comercio, los restaurantes y los hoteles. “Los hoteles y restaurantes ya se vieron perturbados con la reforma tributaria, el impuesto al consumo y los cánones de arrendamiento. El proyecto de ley significaría un recargo adicional para estos sectores”, aseguró Stéfano Farné, director del Observatorio laboral de la Universidad Externado.