Un embargo petrolero sin precedentes contra Irán, además de congelar los activos del Banco Central para obligar a ese país a frenar el desarrollo de su controvertido programa nuclear impusieron los países de la Unión Europea, UE, sanciones que fueron saludadas con beneplácito por el presidente norteamericano Barack Obama.
Pero para mitigar las consecuencias de la medida en países europeos dependientes del crudo iraní, como España o Grecia, muy amenazados por la crisis de deuda, los ministros de Relaciones Exteriores de los 27 países de la UE, reunidos en Bruselas, acordaron un embargo que entrará en vigor a partir del 1 de julio.
Los mandatarios de Alemania, Francia y Gran Bretaña, Ángela Merkel, Nicolas Sarkozy y David Cameron respectivamente, se sumaron a la presión pidiendo a Teherán la suspensión "inmediata" de las "actividades nucleares sensibles".
Sin embargo, responsables iraníes minimizaron el impacto del embargo, afirmando que sólo contribuirá a hacer subir los precios del crudo.
"Actualmente, Irán puede vender su petróleo a cualquier país (...) Con las sanciones, el precio del petróleo va a aumentar", afirmó Ali Adiani, miembro de la Comisión de Energía del Parlamento.
El acuerdo prohíbe a los países europeos establecer nuevos contratos en el sector petrolero con Irán, segundo productor de la OPEP después de Arabia Saudita, como castigo por su programa nuclear que, según los occidentales, tiene como objetivo la bomba atómica.
Además será ilegal importar productos petroquímicos y exportar equipamiento y tecnología para ese sector, clave en la economía iraní.
Los europeos prevén una fase de transición para la anulación de los contratos existentes hasta el 1 de julio, para dar tiempo a sus socios más dependientes del crudo iraní, entre ellos España, Italia y Grecia, a encontrar alternativas a la importación de crudo.
"Irán se ha convertido en una amenaza para todo el mundo, una amenaza para la región y una amenaza para su propio pueblo", dijo el canciller español, José Manuel García-Margallo.
"La terapia es una terapia dual: por un lado el establecimiento de sanciones y, por otro lado, el intento de que esas sanciones vuelvan a llevar a Irán a la mesa de negociaciones y se pueda establecer un diálogo constructivo", añadió.
Washington afirmó que el embargo impuesto por la UE "es consistente con otros pasos que adoptó Estados Unidos y con las nuevas sanciones estadounidenses contra Irán" aprobadas el pasado 31 de diciembre.
Los dirigentes europeos debieron convencer a Grecia de que iniciara las sanciones en seis meses, y no en un año como pedía Atenas, ofreciéndole garantías de que su maltrecha economía no se verá afectada.
España dio su apoyo pero pidió que las sanciones entraran en vigor en seis meses como mínimo, según García-Margallo.
Teherán vende unos 450.000 barriles diarios (cerca del 20% de sus exportaciones) a la Unión Europea, esencialmente a Italia (180.000 bd), a España (160.000 bd) y a Grecia (100.000 bd).
Poco después de la aprobación del embargo, Rusia afirmó que el embargo impedirá que las cosas "avancen"./AFP