Los herederos de Mao Zedong designan esta semana al hombre que dirigirá hasta 2017, y sin duda hasta 2022, los destinos de China, un país convertido en una formidable potencia económica y controlado con mano de hierro por el Partido Comunista, poco dispuesto a ceder poderes a una sociedad ávida de cambios en la era de internet.
Xi Jinping, de 59 años, un hombre del aparato del partido, desconocido por el gran público, tomará el relevo de Hu Jintao, diez años mayor que él, al frente de un partido único de 82 millones de miembros, que se reunirá a partir de mañana en su 18º congreso en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, junto a la plaza Tiananmen.
Xi, designado como sucesor, es vicepresidente del Estado chino desde 2008. Su esperado nombramiento como secretario general del Partido Comunista Chino (PCC) le convierte ipso facto en el próximo presidente de la República Popular.
Xi hereda una China en pleno cambio, que pretende mantener su rango de segunda economía mundial, detrás de Estados Unidos, y que forma parte de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, insoslayable en la búsqueda de acuerdos en expedientes como los de Siria, Irán o Corea del Norte.
Potencia marítima en ascenso, China hace oír de manera firme sus reivindicaciones en litigios de fronteras marítimas con Japón, Vietnam, Filipinas o Brunéi, en el marco de una rivalidad creciente con Estados Unidos en el Pacífico.
Ningún diplomático espera un giro repentino del nuevo líder: la diplomacia china mantendrá sus prioridades, entre ellas la de evitar un empeoramiento de la crisis financiera en Europa, primer mercado para sus exportaciones.
En materia de derechos humanos, la China que Hu Jintao legará a Xi Jinping continúa siendo objeto de críticas. Una primera prueba será saber si Xi liberará al premio Nobel de la Paz 2010, el intelectual y disidente Liu Xiaobo.
Xi no tendrá las manos libres. Al igual que su predecesor, tendrá que buscar permanentemente el consenso entre los miembros del comité permanente del Buró Político, el órgano supremo del PCC./AFP