Aunque la agenda mundial de hechos estuvo cargada y fue muy dinámica, se registraron hechos impensables, como la desaparición de un avión comercial –misterio aún no develado- o la radicalización en aras de la “religión” que ha disparado la violencia y la muerte en Oriente Medio, que merecen capítulo aparte.
Así, y aunque el 2014 fue un año seguro para la aviación ocurrieron inexplicables situaciones que infundieron miedo a numerosos viajeros. Coincidencialmente dos de ellas fueron con naves de Malaysia Airlines. Estas catástrofes, rodeadas de misterio, se produjeron en un mundo que nunca estuvo tan conectado a internet y a las imágenes, y enfrentaron al público a la cruel realidad de que un avión puede simplemente desaparecer o ser derribado en pleno vuelo.
La desaparición el 8 de marzo de un Boeing 777-200 de Malaysia Airlines poco después de su despegue en Kuala Lumpur sigue sin explicación. Aunque se avanzaron varias hipótesis, como una situación de emergencia a bordo, la toma de rehenes o un acto inexplicable de los pilotos, el paradero de esta aeronave, y de sus 239 pasajeros y tripulantes, continúa en el misterio.
Literalmente la búsqueda se ha realizado por tierra, mar y aire. Sin embargo ni la trazabilidad del aparato ni las búsquedas efectuadas dieron resultados. Así no sólo cientos de familias, sino el mundo en general, están perplejos ante la inédita e inexplicable pérdida.
Y, cuatro meses después, el 17 de julio, otro Boeing 777 de Malaysia Airlines se estrelló con sus 298 ocupantes en el territorio controlado por los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, donde se enfrentan al ejército de esta ex república soviética.
Según Ucrania y Estados Unidos, el avión fue derribado por un misil tierra-aire suministrado por Rusia a los separatistas. Moscú, por su parte, acusa a las fuerzas ucranianas de derribar la aeronave.
Menos de una semana después, un avión de la compañía taiwanesa TransAsia Airways se estrelló durante el aterrizaje en el aeropuerto de la isla de Penghu debido al mal tiempo. Cuarenta y ocho personas murieron y otras 10 resultaron heridas.
Un día después, un avión de Air Algérie alquilado a la compañía española SwiftAir se estrelló poco después de su despegue en el norte de Malí, causando la muerte a sus 166 ocupantes. La investigación por el momento no ha privilegiado ninguna línea.
Radicalización religiosa
Otro lamentable y preocupante hecho que registró el mundo en el año que agoniza y que perdurará, quien sabe por cuántos años más es la aparición de un extremismo religioso, cada vez más radical y violento.
El desengaño de la Primavera Árabe, el fracaso del nacionalismo árabe laico, la frustración por la cuestión palestina y una crisis de valores en Occidente fomentaron la radicalización religiosa y su influencia en la geopolítica mundial.
Tras décadas de dictaduras, Oriente Medio, cuna de las tres religiones monoteístas, volvió a vivir trastornos asombrosos en 2014, pero los resultados de la Primavera Árabe siguen siendo escasos.
Sumándose a las enormes frustraciones nacidas del estancamiento de la cuestión palestina, del desarrollo económico anémico y de la corrupción endémica, las esperanzas frustradas del nacionalismo árabe favorecieron en la región el increíble ascenso de un proyecto islamista que afirma ser capaz de ofrecer otra vía.
El verdadero cambio fue la invasión estadounidense de Irak en 2003. "Exacerbó la línea de fractura confesional [entre chiitas y sunitas], colocó a Irán como actor importante en el mundo árabe y suscitó un fuerte sentimiento de vulnerabilidad entre los sunitas en el Levante", opina Raphael Lefevre, investigador en el Carnegie Middle East Center.
"El auge del Estado Islámico, del Frente al Nosra y de otros grupos extremistas sunitas sólo puede entenderse a la luz de esta vulnerabilidad", dijo citando el peso militar del chiita Hezbolá en Líbano y en Siria; la represión de una revuelta ampliamente sunita en Siria por parte de un régimen dominado por los alauitas; y la conducta discriminatoria en Irak del poder chiita.
La ascensión fulgurante del islamismo se vio favorecida por el fracaso del nacionalismo árabe, que quería trascender las religiones pero se encarnó en regímenes laicos autoritarios. El fracaso de las guerras contra Israel así como una situación económica desastrosa pudieron con esta ideología.
La radicalización islámica tuvo consecuencias desastrosas en la presencia doblemente milenaria de los cristianos de Oriente, sobre todo después de que el grupo EI se apoderara de la ciudad de Mosul, donde moraban desde la Antigüedad.
"Existe un gran miedo y una gran incomprensión de los cristianos en Líbano y los países vecinos. Esto les empuja a la huida", asegura Tabbara, quien preside también una plataforma de diálogo interreligioso, Adyan, en Líbano.
Según el experto francés Fabrice Balanche, al menos unos 700.000 u 800.000 cristianos se han marchado de Egipto, Siria e Irak desde 2011.
La religión, que siempre fue una importante fuerza sociocultural en Oriente Medio, ganó terreno, además, en Israel y entre los palestinos.
Pero la gran novedad es la fuerza de atracción que representa el Estado Islámico en Occidente. Según un estudio reciente, cerca de 15.000 combatientes extranjeros se unieron a este grupo en Siria, entre ellos 20% de occidentales.
"Porque estos jóvenes encuentran lo que nuestras sociedades ya no ofrecen, el estremecimiento ligado al combate por una causa que les hace creer que tienen un poder sin límites, un poder divino", explica el antropólogo y psicólogo Scott Atran, director de investigación en el CNRS francés y profesor asociado de la Universidad de Michigan. "Es glorioso y arriesgado. El sentimiento de poder cambiar el mundo es muy atractivo".
El nacimiento y la expansión del grupo Estado Islámico (EI) en Siria e Irak es no sólo el peor de los escenarios para Estados Unidos, que debe prepararse para años de lucha y un posible retorno del terrorismo en su territorio, sino una pesadilla mundial. Así lo han vivido en carne propia, los ataques de “lobos solitarios” del yihadismo, Inglaterra y Australia, entre otros.
El radicalismo religioso encarnado por los yihadistas crece y se expande por el mundo.