La victoria en el conflicto armado no es puramente militar, sino que requiere una estrategia político-militar que este Gobierno está implementando. Y en esa estrategia, la derrita militar de la guerrilla es la señal para que el presidente Juan Manuel Santos saque la llave de la paz.
Así lo explicó, con gran claridad, el general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares. “Cuando el sistema rival esté derrotado, es la señal para que el señor Presidente”, manifestó, “utilice las llaves”.
El alto mando militar participó en conversatorio sobre seguridad que se realizó en la Universidad Sergio Arboleda. De la conferencia del general Navas, EL NUEVO SIGLO extrajo los siguientes apartes que arrojan luz sobre la estrategia que está siguiendo el Gobierno, en boca de uno de sus más importantes protagonistas.
Navas dijo que “el conflicto solo enfrentado por el poder militar llevó a la sociedad colombiana a ser escéptica y a no creer en su Gobierno, en su Fuerza Pública e incluso llegó a creer que no había voluntad política para ganar el conflicto”.
“Un pensador militar afirmó que la guerra es tan importante para dejársela solo a los soldados y por esta razón el Gobierno Nacional creyó que era posible ganar el conflicto y dio el primer paso. Y empleó no solo al Ejército, la Armada Nacional, la Fuerza Aérea y la Policía, sino al poder político, económico y social”.
“En el pasado las operaciones eran limitadas como la de Marquetalia de dos o tres meses y la idea de la victoria era limitada”, recordó, anotando que en esa ocasión “no hubo consolidación militar y mucho menos social, porque esos territorios fueron dejados a la mano de Dios y sirvieron más tarde como caldo de cultivo para el fortalecimiento de esa subversión”.
Pero no solo el Estado cometió errores, analizó Navas. “La misma subversión cometió otros errores y el más grande fue en los años 90, cuando lanzaron su ofensiva sobre Cundinamarca, el área de retaguardia estratégica de Bogotá, creyendo que habían condiciones para la toma del poder y olvidaron que era un conflicto político militar y no tuvieron en cuenta las masas o sea el aspecto político”.
“Las Farc en esa ocasión se lanzaron sobre Cundinamarca y el Ejército los aniquiló. Han debido esperar para fortalecer el poder político. Es decir, si hubieran ido con el componente de masas, quien sabe si la situación en este país fuera diferente”, indicó.
“En el mundo cayó el comunismo con el muro de Berlín y hubo una serie de transformaciones. Mientras que en Colombia hubo una nueva Constitución que la aprovechó el M-19, que llevaba una derrota militar y la convirtió en una victoria política. Fueron constituyentes y hoy están ad portas del poder en cualquier nivel”.
Según el análisis de Navas, ahora las Farc “están tratando de corregir ese error con la Marcha Patriótica. Cuando no se puede tomar ese poder por las armas, entonces hay que hacerlo por la vía política, en las urnas”.
“Nosotros tenemos unos escenarios que hay que analizar en una forma muy elemental. Al comienzo de estos conflictos los escenarios son puramente militares, en donde se cree que ahí se va a obtener la victoria por cualquiera de las partes. O sea un aniquilamiento militar”.
En esa etapa, “el Estado cree que va a sacar a los subversivos, a los guerrilleros en bolsas negras de las profundidades de las selvas y los va a llevar a las plazas públicas para exhibir todos los cadáveres y cantar la victoria. Pero ese escenario hoy no es posible en este mundo actualmente”, entre otras cosas, porque “en el mundo y en Colombia se respetan los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.
En Colombia “una victoria no es posible en el campo militar porque la contraparte, el sistema rival, el adversario, o sea la guerrilla de las Farc, tiene un sistema de mando colegiado. Las Farc, a través del Secretariado, es diferente a otros movimientos subversivos en el mundo, entre ellos como Sendero Luminoso del Perú que cuando cayó Abimael Guzmán, se extinguió”.
“Aquí cayó el Mono Jojoy, murió Manuel Marulanda Vélez, fueron abatidos Raúl Reyes y Alfonso Cano, el uno y el otro, y no pasa nada porque el mando es colegiado, es diferente”.
Además, es sabido que la “subversión en Colombia tiene un combustible que la hace supervivir como es el narcotráfico”.
En Colombia “tenemos otro escenario que es el de la negociación política. Un escenario lastimoso en nuestra historia de este conflicto, un escenario donde hay un contrincante que no representa a ningún sector de la sociedad colombiana como para sentarse en una mesa para negociar unas transformaciones, no tiene el peso político ni social para ese efecto”, todo lo contrario del establecimiento que “es una democracia, donde hay una Constitución participativa y garantista”.
La negociación, como se dio en el pasado, resultó una vía que “ha sido una ventaja estratégica para los grupos subversivos” y “una burla para la misma sociedad. En ese escenario no se puede cristalizar la victoria ciento por ciento y eso está demostrado. No podemos caer en la misma trampa después de cinco o seis intentos. Nuestro gobernante lo tiene muy claro en ese sentido”.
La solución al conflicto armado pasa por “golpear” el “sistema financiero, ideológico, de redes de apoyo, de apoyo internacional” de la guerrilla y por “quebrarles la voluntad de lucha a las Farc y al Eln en el campo de batalla, ya sea en zona rural o en el perímetro urbano, en todos esos escenarios de la confrontación política militar, pero con la apertura de un pequeño espacio para una negociación”.
“El señor Presidente, nuestro gobernante, nuestro jefe supremo no está haciendo nada a nuestras espaldas, todas las cartas están sobre la mesa. Quizás hay cartas que por seguridad nacional no se puedan mostrar. Eso hace parte de la misma estrategia. Pero sabemos lo que se está haciendo y lo que estamos haciendo”.
“Vamos en una buena dirección estratégica. No hay nada por debajo de la mesa y no hay ningún engaño”.
El general Navas reveló que todo esto está contemplado en el plan de guerra que se conoce como Espada de Honor.
“El plan de guerra Espada de Honor se convirtió en la carta de navegación del Gobierno Nacional porque reestructuró todos los niveles del Ejecutivo y del poder militar.
“Aestas alturas todo el mundo en las Fuerzas Militares y en la Policía Nacional sabe lo que tiene que hacer, porque el rumbo o el norte está definido con todos los procedimientos acordes con la Ley, mientras que todas las instituciones del Estado también están inmiscuidas en el campo de la consolidación. Para el efecto hay una directiva presidencial para el encaje de la maniobra general del Estado para atacar, golpear, para derrotar y vencer esa amenaza”.
Ahí está involucrado todo el Estado. “Está el Ministerio de Agricultura para implementar la Ley de Restitución de Tierras y hay una directiva para el encaje con la Policía. Por eso tenemos unas unidades y unas organizaciones en las áreas críticas, en las áreas bases donde ellos están conformadas por todo el mundo. Todo el mundo quiere decir que allá hay Armada Nacional, Fuerza Aérea Colombiana, Ejército Nacional y Policía, gente de la Fiscalía General y en determinados momentos funcionarios de otros ministerios de acuerdo con la misión que se esté cumpliendo, porque se trata de un plan integral que no lo habíamos implementado”.
“Este plan de guerra es un plan que apoya la política. La política busca como un fin la paz, la paz entendida pasándola por la guerra. Primero para llegar a la paz tenemos que derrotar a la subversión en el campo de batalla”.
Aclarando que Espada de Honor “es un plan que contempla la idea de victoria, no es para apaciguar, es un plan que está concebido para propinarle la derrota al enemigo en el campo de batalla”.
En ese sentido, dijo, “consideramos en el plan que cuando lleguemos a menos de un cincuenta por ciento de su neutralización, en todos los sistemas, hay condiciones para que esa subversión o sistema rival esté derrotado”.
En consecuencia, “cuando el sistema rival esté derrotado, es la señal para que el señor Presidente de la República, Juan Manuel Santos, utilice las llaves. Este proceso lo dará la maniobra Espada de Honor. La maniobra Espada de Honor le dice señor presidente hay condiciones sobre lo que él le ha manifestado al pueblo colombiano y a la sociedad internacional que la tiene y es verdad que tiene esa llave para iniciar la búsqueda de la paz”.
El general sostuvo que “nosotros los soldados somos los que más deseamos la paz, porque somos los que sufrimos las consecuencias, ponemos los muertos, los heridos y los presos. Uno en su corazón abriga esa esperanza que haya paz, por supuesto. Pero esa paz tiene su costo y la paz pasa por la guerra y ese es un concepto bien claro. Lo importante es que cada quien sepa que papel desempeña, porque nosotros no podemos deliberar”.
“La paz en Colombia se va a negociar cuando se den unas condiciones propicias para ese efecto, porque si no vamos a caer en el escenario de la negociación política pura que es un error estratégico. Eso es indudable, nosotros no podemos repetir una negociación política con todas esas connotaciones de ir a una mesa sin haber condiciones”, reiteró.
Señaló que “la maniobra tiene varios elementos, no solamente el de las bombas y las balas. Tiene un campo social que se llama consolidación y por esta razón hay que desembotellar todas esas regiones del país donde la economía no fluye, donde hay mucha pobreza y otros factores sociales. De pronto hace algunos años hablar de las causas objetivas y subjetivas de la subversión era un sacrilegio para un hombre de uniforme”.
Insistió en que “nosotros sabemos que para que haya paz hay que dar palo y zanahoria también, porque a base de palo no se puede reinvindicar a un pueblo o una sociedad, porque seguramente entre más terroristas caigan muertos más van a nacer si aún persisten como caldo de cultivo esos fenómenos sociales”.
“Explicaba que la guerra o el conflicto político militar es una estrategia que mueve las fichas, porque el pueblo eligió a nuestro gobernante para que mueva las fichas. Pero él tiene que ser un estratega”.
“Nosotros creemos que en aras de la justicia y del juicio, nuestro gobernante está moviendo unas fichas como es su obligación, unas fichas que se mueven con carácter estratégico en un tablero de juegos bien difícil, porque ni siquiera nuestro mandatario está en un solo tablero, está jugando en varios tableros que se salen del territorio nacional”.
Precisó en que “muchos conflictos no han tenido esas características. Generalmente es en un solo tablero, hay una parte y una contraparte, pero aquí hay otras partes en otros tableros. Entonces por eso tiene que ser estratega nuestro mandatario y todos los movimientos tienen que ser estratégicos y lógicamente hay factores políticos y sociales que influyen directa o indirectamente en un conflicto de esta naturaleza”.