Cumplidos dos meses de la cuarentena o aislamiento obligatorio pareciera que el fútbol encontró una solución a sus problemas, que digo el fútbol, la Dimayor y su cabeza máxima Jorge Enrique Vélez. Este personaje si fuera un libretista de televisión sería considerado un genio, porque lleva más de 4 meses teniendo en vilo a sus compañeros con el tema de un dinero que supuestamente va a llegar pero nada que llega y nada que logran desenmascarar la realidad y, además, encontró la manera precisa de que el Gobierno aceptase su propuesta que el fútbol vuelva, involucrando al jefe máximo del partido gobiernista, Álvaro Uribe Vélez.
Claro, el honorable senador Uribe solamente fue a escuchar las propuestas y los argumentos que expusieron los representantes del fútbol, sin embargo, al salir de esta reunión terminó con la idea y la propuesta, en donde dice más o menos que a finales de julio se puede volver a entrenar y posteriormente a jugar. No creo que las declaraciones del honorable parlamentario sean solamente una opinión, se podría llegar a pensar que si Uribe lo dijo es muy probable que suceda.
Ahora bien, digamos, solamente “digamos” que la propuesta de Uribe es aceptada y el gobierno de Duque acepta que el fútbol vuelva lo más pronto posible, que es lo que quiere Vélez (Jorge Enrique) y compañía, me pregunto, ¿sería una buena idea? ¿Estaríamos preparados para albergar un evento deportivo de tal magnitud hablando de las condiciones de salubridad y limpieza, en un país en donde no somos capaces de respetar un aislamiento obligatorio?
Ah claro, pero es que se me olvidaba que para eso la Dimayor sacó un protocolo de seguridad, dicho protocolo fue enviado al Ministerio del Deporte, en donde el ministro Ernesto Lucena, lo leyó, lo estudió y le respondió a la Dimayor con algunas preguntas, digamos básicas, dudas que le generaba el protocolo; es que pongámonos en los zapatos del ministro Lucena, él no puede aceptar un protocolo en donde no se dan a explicar de manera explícita todos los puntos para salvaguardar la vida de quienes van a salir a un campo de juego, la respuesta de la Dimayor fue casi que inmediata, dijeron palabras más palabras menos, que responder eso era muy fácil y que en un par de horas recibirían respuestas, una vez más el ente que rige el fútbol profesional colombiano haciendo gala de su ya conocida soberbia, entró en acción.
Lo cierto es que a diferencia del protocolo, o la respuesta que le dieron al Ministerio en primera instancia en donde decían que en un “ratico” respondían, la respuesta a las preguntas de Ernesto Lucena, no se vio.
Pero para agregarle más detalles a esta novela del fútbol (mientras en el Ministerio del Deporte estudian un protocolo que en lo personal se me hace un poco inviable en este país y van dándole luz verde al regreso a otras disciplinas), la Dimayor se rasga las vestiduras viendo cómo el levantamiento de pesas ya está entrenando, el tenis o el golf y ellos, nada que pueden entrar en acción.
En rojo
En la novela, que es nuestro fútbol, nos damos cuenta que el afán de la Dimayor en que los clubes vuelvan es porque todos los días están dando saldos en rojo los diferentes equipos y si la cosa sigue así, primero el presidente de la Dimayor va a tener que salir de su cargo, porque no fue capaz de sortear la crisis y segundo, la idea que tenía Millonarios y otros equipos, de crear otra liga, mientras otro ente rector podría tomar más y más fuerza.
Oh, pero se nos olvidaba hablar de los otros achantes principales de esta novela, los equipos, tanto de la primera como de la segunda división, resulta que, según dicen algunos directivos, por culpa de la pandemia sobre sus clubes cayó una crisis profunda que los va a llevar a la quiebra; aunque bueno, la realidad es que la crisis hace rato que estaba, solamente que no habían encontrado la justificación para decir que se podían ir a la quiebra; de hecho, la pandemia lo que hizo fue darles una mano, para poder justificar que los equipos dinero no tenían y que eran más las deudas que las ganancias.
Pero bueno, sigamos pensando, porque al fin y al cabo nuestro fútbol es una novela que fue la pandemia la que los llevo a la profunda crisis en la cual se encuentran, olvidémonos que el negocio del canal Premium les salió como dicen por ahí “chimbo”, que la plata que están esperando con ansias de los derechos internacionales no va a llegar, porque ese negocio tiene muchísimas trabas y que lo poco que les da el actual dueño de los derechos de la televisión es muy poca. Y ojo que esto lo digo con conocimiento de causa, el presidente del equipo Orsomarso, hace unos días en el programa radial “Los Dueños del Balón” de Paché Andrade dijo explícitamente que: la televisión a los equipos que se les considera “Pequeños” solamente les da un monto alrededor de los $70 millones y que con dicho dinero, no les alcanza a ellos que tienen una nómina corta y no muy cara para pagar sus obligaciones, que él no sabía cómo iban a hacer los equipos grandes para poder cumplirle a sus acreedores con ese dinero que, si bien, para una persona del común y corriente como usted o como yo es mucha plata, para un equipo de fútbol son apenas centavos.
Pero repito, olvidémonos de todo esto porque al final nuestro fútbol (que digo nuestro se me olvida que el fútbol es privado y le pertenece solamente a la Dimayor), el fútbol profesional es una novela.
Falta en esta novela un lactante, quizá el más importante y ojo que a mí no se me ha olvidado, como sí se le olvidó a los dueños de los equipos, a los presidentes de los mismos y a la Dimayor, los jugadores, lo que pasa es que para ellos en este momento hay más dudas que certezas. Al final, como les dije se olvidaron de ellos, todos tienen afán de regresar a los estadios, que los equipos salten al campo, pero a los jugadores no les han preguntado a ciencia cierta si sienten que el protocolo los va a proteger o si están de acuerdo con él; ahora bien, sabiendo como son las cosas en el fútbol nacional, seguramente al jugador que no estuvo de acuerdo le debieron advertir de manera amigable que si se quejaba, pues no iba a jugar.
La realidad es que en este momento, a pesar del afán que tenga la Dimayor en volver no es lo más recomendable. La crisis en la que están hundidos los equipos del rentado colombiano no va a terminar cuando los jugadores salgan al campo de juego, la crisis va a seguir y no va a entrar más dinero del que ya les dan, porque sencillamente más no hay, en cuanto al famoso protocolo, solamente voy a dejar esta reflexión, si en Alemania en donde son organizados, tienen todos los protocolos listos y empresas que los desarrollen, no pudieron contener muchas cosas en el regreso al fútbol, creen que en Colombia van a ser capaces de hacer respetar dichas normas, teniendo en cuenta que ni siquiera han encontrado un operador para que lo haga?
Hay más dudas que certezas, si esta novela tuviera un final real se podría decir que fútbol (al menos hasta octubre) no debería haber, eso sí tengan en cuenta que con la entrada de el “caballero de brillante armadura” el senador Uribe en el panorama, seguramente habrá fútbol más temprano que tarde, al final esto es una novela y siempre debe terminar de forma feliz para sus protagonistas, aunque no siempre sea bueno para todos los demás.
LAS DUDAS en torno a cuándo regresará el fútbol profesional persisten, aunque la opinión del senador Álvaro Uribe, podría ayudar a que sea más temprano que tarde. /Foto archivo