A veces, en la vida, las cosas salen bien. Otras, no tanto. A lo largo de la carrera de Marcelo Bielsa, que ayer cumplió 65 años, ha habido numerosas etapas en las que las cosas no han salido todo lo bien que se esperaba, aunque lo cierto es que se colgó el oro olímpico con Argentina en 2004 y en Chile lo veneran desde que clasificó a su selección para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010.
La idea del Leeds de confiar en Bielsa, que apenas habla inglés, para regresar de una vez por todas a la Premier League después de su descenso en 2004 podía parecer una locura. Pero, a pesar de todo, la cosa ha salido bien: este fin de semana, el Leeds celebró su regreso a la élite del fútbol inglés de la mano del hombre al que algunos llaman ‘El Loco’.
Un tal Pep Guardiola dijo de él en cierta ocasión: “Para mí, es el mejor entrenador del mundo”.
Estas palabras las pronunció un técnico al que muchos calificarían a su vez como el mejor entrenador del planeta. El catalán explica por qué piensa eso de Bielsa, natural de Rosario (Argentina), de donde también son originarios César Luis Menotti y Lionel Messi.
“Admiro profundamente a Bielsa, porque mejora muchísimo a sus jugadores. No importa cuántos títulos haya ganado a lo largo de su carrera. Si bien se nos evalúa por los éxitos que cosechamos, nada es comparable a la influencia que ha tenido él en el fútbol y en sus futbolistas”.
¿Y qué tiene que ver todo esto con su apodo? La cantidad de experiencias extraordinarias -digámoslo así- que los jugadores y los clubes han tenido con Bielsa dan para escribir un libro.
Un buen día, Bielsa condujo a la una de la madrugada hasta la casa de una familia, tocó en la ventana y preguntó si podía pasar para ver las piernas de un joven jugador de 13 años. “Son las piernas de un futbolista sobresaliente”, decretó, y a continuación lo invitó a jugar en su equipo. El chico en cuestión era Mauricio Pochettino.
Justo después de que su Newell's Old Boys se proclamara campeón, la plantilla volvió demasiado tarde de una boda (los jugadores tenían permiso hasta la una de la madrugada). El club no quiso imponer sanciones y él presentó su dimisión inmediatamente. Hoy en día, el estadio de Newell's Old Boys lleva su nombre.