La participación de Colombia en los Juegos Paralímpicos de París, es la mejor que hemos tenido en la historia desde que se disputan estas justas.
78 personas conformaban el grupo de paratletas que buscaban la gloria en estas competencias y a fe que se consiguieron. Las 28 medallas, 7 de oro, 7 de plata y 14 de bronce más los diplomas dejan muy a las claras que este comité trabaja denodadamente para que cada día estas personas con alguna discapacidad cognitiva o física puedan llevar una vida mejor.
Julio César Ávila, presidente del Comité Paralímpico, por ahora se encuentra en lo más alto del podio, por encima del Comité Olímpico Colombiano que, aunque con más plata solo logró 4 medallas y ningún reconocimiento de nadie. No ha llegado aún las felicitaciones de Presidencia, pero sí del Ministerio del Deporte, cuya cabeza hizo parte del Comité Paralímpico durante muchos años, lo que permite resaltar que esta cartera sí mejoró el recurso para estos juegos y los deportistas tuvieron una mejor preparación para las justas de París.
Sin embargo, cabe destacar que lo que más les duele no solo a estos deportistas, sino también a los atletas de las federaciones adscritas al COC es que de nada sirve esclavizarse, hacer tantos esfuerzos, muchas veces tener que recorrer largos tramos en su diario vivir para conseguir una mejor forma física y al final les anuncien que les van a recortar el presupuesto para el año entrante.
Ante eso, entonces, nos preguntamos ¿qué va a pasar con la preparación de los atletas nacionales para las próximas justas que se inician con Juegos Bolivarianos, centroamericanos, panamericanos para hacer el circuito completo y luego llegar a los Ángeles en el 2028?
Será que quienes manejan el presupuesto no se dan cuenta que los únicos que ponen el nombre de Colombia en lo más alto son los deportistas, y que la buena prensa es de ellos y no de los partidos políticos, a pesar de que en una declaración de un deportista se hubiera contado a través de la W, que había políticos que metían la mano para que los tuvieran en cuenta en delegaciones, aunque ellos, no tuvieran condiciones.
¿Hasta cuándo el deporte será la cenicienta?