La libertad poscuarentena en los Juegos Olímpicos de Tokio | El Nuevo Siglo
A DIFERENCIA de metros como el de París o Nueva York, los vagones del de Tokio son impecables, sin un solo grafiti, sin rayas o marcas en los asientos.
/Cortesía
Jueves, 5 de Agosto de 2021
Redacción Deportes

Alejandro Munévar

Enviado especial EL NUEVO SIGLO

 

TOKIO. Tras 15 días de “soft quarentine” o simplemente cuarentena, la organización de los Olímpicos me ha dado el alta para salir de la burbuja. Esto quiere decir que por primera vez en todo este tiempo voy a poder  respirar el aire de Tokio, voy a ver gente y lo más importante, voy a conocer una ciudad diferente a la que nos han mostrado hasta el momento.

Para ser sincero estos juegos no han sido muy distintos a otros. A ver, al final cuando se viene a trabajar es muy poco lo que se conoce, poco o nada se mueve uno de los estadios o las zonas de prensa, así que mayor cosa no se ve. Pero Tokio nos genera a todos un poco de duda e ilusión, duda de cómo será, de saber si realmente es tan organizada y tecnológica como la pintan y emoción de poder por fin verla, aunque sea en medio de una pandemia.

El caso es que recibí el alta médica y lo primero que hice fue montarme en el metro, no porque en Bogotá no haya y quiera saber qué es, sino porque no hay mejor forma de movilizarse en una urbe como esta que en el metro.

Para mi sorpresa, a diferencia de metros como el de París o Nueva York, me encontré unos vagones impecables, sin un solo grafiti, sin rayas o marcas en los asientos, un lugar en donde todo el mundo respeta los espacios vitales de las personas e inclusive, se respeta la distancia biosegura, todos con tapabocas y gel antibacterial.



A decir verdad, el miedo del contagio siempre está. Parte de estar tanto tiempo en una cuarentena hace estragos en la cabeza y en los nervios de las personas; la incertidumbre de contagiarse se vuelve constante, da miedo acercarse a las personas, tocar puertas o barandas. Ahora, como en todo, así como en Colombia hay quienes se olvidan de usar el tapabocas, acá sucede lo mismo.

Tras 45 minutos en el metro, que tomé en Tokio Big Sightt de la línea azul, llegué al mítico y emblemático Akihabara, un lugar que dicen, podría ser el sueño de un fanático de los videojuegos y el anime. Este sitio está lleno de personas disfrazadas, de juguetes de absolutamente todas las series japonesas conocidas por nosotros en el mundo occidental y también de las que no son conocidas.

Edificios llenos de máquinas tragamonedas, videojuegos y juguetes, pisos llenos de esto hacen doler un poco la cabeza, luces de neón por todos lados, sonidos estridentes.

Pero en medio del caos empiezo a sentir algo que no sentía hacía meses, tranquilidad y libertad de poder recorrer las calles. Sí estamos en pandemia, sí hay un estado de emergencia en Japón, pero por fin puede conocer algo.

La visita duró poco, cerca de 40 minutos, pero fue como tomar un segundo aire. Al final los días van pasando, en cuanto a resultado a los colombianos no les va bien y el deporte empieza a pasar a un segundo plano.