Si existe una actividad que paralice a los argentinos es el fútbol y más cuando Boca y River se enfrentan en una nueva edición de uno de los mejores clásicos de este deporte. Con una ventaja de 2-0, los millonarios llegan el martes a La Bombonera que retumbará al máximo para que los xeneizes eviten que los hombres comandados por Marcelo Gallardo conquisten otra vez la Copa Libertadores.
Buenos Aires se dividirá en este enfrentamiento. Por un lado, en Nuñez, los hinchas de River querrán mantener la hegemonía que han demostrado en los últimos clásicos. La banda cruzada lleva bastante tiempo sin conocer la derrota en el duelo ante su rival de patio. En otro orden de ideas, en el sur de la ciudad, los aficionados xeneizes aún recuerdan el sin sabor de la final perdida en Madrid y necesitan un triunfo para regresar al podio de América. La última oportunidad en la que los azul y oro conquistaron la Libertadores fue en 2007 de la mano de Miguel Ángel Russo y un gran show de Juan Román Riquelme.
En la ida, más allá del resultado, River impuso condiciones y dominó en el juego a Boca, que salió al terreno con un esquema defensivo pensando en recibir pocos goles para seguir vivo en la vuelta. Pese a las intenciones de Gustavo Alfaro, entrenador de los bosteros, el planteamiento de Gallardo fue impecable y en El Monumental los millonarios dieron cátedra con un sistema versátil que puede organizarse con la tenencia de la pelota o con la generación de acciones a través de la presión alta y contra golpes.
Sin lugar a dudas, la presión gira en torno a Boca, que lleva bastante tiempo sin marcar la pauta en Copa Internacional. Los xeneizes han visto como River levantó 10 títulos en cinco años mientras que ellos se quedaron con dos ediciones de la Superliga Argentina. En caso de perder, el puesto de Alfaro quedaría en duda pues el objetivo que le impuso la directiva fue dar con esa esquiva presea en América.
Olor a café
Este es un supercláscio que será marcado por la presencia de jugadores colombianos en las filas de ambos conjuntos. En River, Rafael Santos Borré es titular indiscutido e incluso es puntero del podio de goleo en Argentina con cinco tantos en ocho partidos disputados. El ex Deportivo Cali se ganó un espacio por delante de Lucas Pratto debido a la capacidad que tiene para generar diagonales y abrir campo para sus compañeros.
De igual manera, Juan Fernando Quintero regresó a las convocatorias con la plantilla y de a poco piensa recuperar ritmo para enfrentar lo que queda de campaña. El volante ofensivo de la tricolor es un arma letal para Gallardo gracias a la capacidad de creación que maneja y su pegada de media distancia.
Por otra parte, el tercer colombiano de River es Jorge Carrascal, que llegó al inicio del semestre proveniente del fútbol de Ucrania y el cuerpo técnico le brinda la oportunidad de estar en el once inicial en algunos juegos de la Superliga.
En el costado de Boca, Frank Fabra regresó en buena formad e la lesión que sufrió antes de disputar el pasado Mundial de Rusia 2018 que lo alejó siete meses de los campos. El lateral izquierdo ganó minutos en el campeonato local, sin embargo, no ha sido una carta fija para Alfaro en la Libertadores. Entretanto, es muy diferente la historia para Sebastián Villa. El mediapunta era titular indiscutido en el equipo de Guillermo Barros Schelotto, con Alfaro tiene espacio pero no es indispensable para el esquema.
Quizás el colombiano que más oportunidades ha tenido es Jorman Campuzano, quien desde que Nández partió al fútbol italiano demostró que cuenta con los elementos necesarios para ganarse el cariño de una afición tan complicada como lo es la de Boca Juniors.
En otro orden de ideas, el VAR contó con un rol fundamental en la ida ya que le otorgó a River un penal cometido por la defensa bostera en el tramo inicial del partido. Por supuesto la decisión del juez central generó polémica, no obstante, es clave mencionar que en todo el tramo del encuentro Boca tan solo ocasionó cinco llegadas al arco de Franco Armani mientras que los millonarios atacaron más de 12 veces el pórtico de Esteban Andrada. De no ser por la labor del guardameta de los xeneizes el marcador hubiera sido más abultado para River.