Ser entrenador es quizás uno de los trabajos más difíciles en el fútbol. Es una labor que no solo significa dar conceptos tácticos, sino que se transforma en un oficio que toma como punto de partida la implementación de un proceso que convierte a los jugadores en mejores deportistas y profesionales día a día.
Juan José Peláez es un antioqueño que lleva a Nacional en su corazón. El entrenador, que pasó por Medellín, las selecciones sub-10, entre otros equipos, ahora es comentarista de Win Sports y recuerda con alegría su etapa en los banquillos del club verdolaga.
Con los ‘Verdolagas’, Peláez cursó todas las divisiones menores para después ser asistente de Hernán Darío Gómez y aprender los conceptos de Francisco Maturana. Más adelante, su proceso en el plantel le dio el espacio que muchos directores técnicos sueñan, el puesto como entrenador de Nacional. En su paso por el club conquistó el campeonato colombiano de 1994 y llegó a una final de Copa Libertadores 1995, en donde perdió con Gremio de Portoalegre.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo es su nueva rutina lejos de las canchas?
JUAN JOSÉ PELÁEZ: Transcurre entre Jericó, Medellín y Bogotá. Los fines de semana estoy trabajando con Win Sports. En Medellín hago tránsito lunes y martes, el resto de la semana voy a Jericó donde cultivo la tierra, además porque allí nací. Sigo vinculado al fútbol pero ahora como comentarista cuestión que también requiere trabajo y dedicación para dar a entender el juego desde mi experiencia.
ENS: ¿Qué es lo más difícil a la hora de ser entrenador?
JJP: Como entrenador, es una experiencia muy importante para formarse como líder y ser humano. El entrenador no solo cumple el proceso deportivo sino también con la autoformación y esto no es para nada fácil. Hay que ser muy neutral a la hora de mejorar, crecer y tomar decisiones. Muchas veces se da con un grupo que es muy bueno, sin embargo, se carece en algunos momentos de liderazgo y esto se debe aprender con tiempo, con ensayos y errores para mejorar diariamente. La presión es otro factor que sin lugar a dudas marca la diferencia, no es algo fácil, pero se puede manejar con madurez.
ENS: ¿De qué elementos carece el jugador colombiano?
JJP: Creo que más que lo táctico el jugador colombiano requiere mucha concentración y mentalidad dentro de la cancha. La formación en el sentido de ser líder, el manejar la cabeza para, no dejarse sacar una amarilla en los primeros minutos, el saber que se tendrá presión y el cómo ayudar a sus compañeros dentro del campo, es algo que es difícil enseñar, requiere trabajo en equipo y unificar los procesos individuales y temperamentos de cada ser humano.
ENS: ¿Qué jugadores marcaron la diferencia cuando usted los dirigía?
JJP: Jugadores que me tocaron, recuerdo con alegría a Víctor Hugo Aristizábal, René Higuita. Aristizábal era un delantero rápido que ayudaba a abrir espacios para sus compañeros y además terminó siendo un goleador nato. Por su lado, Higuita fue clave para la obtención de la Libertadores que le ganó Nacional a Olimpia. Su constancia, carisma y liderazgo le ayudaban a marcar la diferencia tanto dentro como fuera del terreno de juego. Era un referente para sus compañeros al igual que Aristizábal.
ENS: ¿Cómo fue el proceso formativo que usted tuvo con Nacional?
JJP: Bueno en Nacional me formé con ser solo entrenador, sino que tuve la fortuna de poder participar en los procesos formativos que hacía el club con jugadores y también en entrenadores. En aquella época tuve la experiencia de trabajar de la mano de figuras del deporte colombiano como Hernán ‘Bolillo’ Gómez y Francisco ‘Pacho’ Maturana. A Hernán Darío le debo la posibilidad de trabajar en el fútbol profesional y eso para mí fue fundamental porque después no fue tan difícil porque ya me había ganado un espacio en la institución
ENS: ¿Le costó manejar el tema de la presión en un equipo grande?
JJP: Fácil no era, pero me parece que el hecho de formarme en divisiones menores de Nacional me daba claridad en lo que había que hacer porque conocía de lleno el ADN del club y trabajada de la mano con el primer equipo. Esto me ayudó a organizar un sistema con base en la experiencia. Siempre buscaba encontrar jugadores que movilizaron a sus compañeros, que lideraran. Yo cumplí todos los pasos formativos en divisiones menores y luego fui asistente de Hernán Darío Gómez. Me pareció que era un reto que se querían asumir.
ENS: ¿Qué tan importante son los procesos en el fútbol profesional colombiano?
JJP: Si no se establecen procesos, la inmediatez nos hace tomar malas decisiones en la formación de los jugadores, del trabajo y de los entrenadores se requiere tiempo. En ese proceso está el acierto y el error y la planificación y el crecimiento paulatino de los seres porque se ajustan las tareas, sino se tienen en cuenta es muy difícil que esto se cumpla. El torneo de la Liga me parece que es un torneo que no le da pie a los procesos, para eso hay que tener directivos valientes que sostengan torneo a torneo a un director técnico. Los torneos de cuatro meses son inmediatos y hacen que se apure todo, lo cual en general conlleva a tomar malas decisiones
ENS: ¿Qué enseñanza le dejó el fútbol más allá de lo deportivo?
JJP: El fútbol fue fundamental en mí formación como ser humano, me ayudó a transformarme en líder cuando me tocó y a dar lo mejor de mí, a exigirme al máximo para encontrar un objetivo común y ayudar a los jugadores a que no solo mejoraran sus condiciones físicas y tácticas sino que por el contrario mejoran como ser humano todos los días.