Con el gran antecedente de las tres medallas de oro logradas en 2015, el golf colombiano arriba a la segunda edición de los últimos años del golf de los Juegos Panamericanos Lima 2019, con el objetivo de mantener el gran dominio regional y con cuatro de nuestros mejores jugadores del momento en el exterior.
El quindiano Santiago Gómez, el barranquillero Ricardo José Celia, así como la caleña Paola Moreno y la antioqueña Paula Hurtado integran el elenco nacional que irá por las preseas desde este 8 de agosto en el renovado campo del Lima Golf Club en la capital peruana.
La delegación colombiana llega con bríos, con una buena expectativa de volver a subir a lo más alto del podio tanto a nivel individual como por equipos, con cuatro jugadores que atraviesan por momentos distintos en su juego pero que conservan el talento y el nivel para representar al tricolor nacional en esta nueva alternativa.
Gómez y Celia vienen de disputar el 72 Karibana Cartagena Abierto de Colombia, con el primero ubicándose en la séptima colocación al final. Gómez disputará así su segunda competencia del actual Ciclo Olímpico tras haber logrado el bronce en los Juegos Suramericanos en Cochabamba 2018. El quindiano, de buen presente en el PGA Tour Latinoamérica, está en el Top-20 en la Lista de Ganancias del circuito regional.
Celia, por su parte, falló el corte en el TPC Cartagena at Karibana el viernes anterior como parte de sus resultados recientes en nuestro país. El jugador con condiciones parciales en el PGA Tour Latinoamérica jugará también por segunda ocasión en este ciclo tras haber estado en Barranquilla 2018, como parte del golf de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Mientras, en damas, la presencia de Moreno confirma su buen nivel de juego como la ‘veterana’ del grupo en esta ocasión. De hecho, Paola formó parte del elenco ganador en los Panamericanos 2015, lo mismo que de las justas de los Juegos Bolivarianos en Cali en 2017 y de los Centroamericanos en Barranquilla al año siguiente.
Paola, una de las mejores jugadoras aficionadas de nuestro país y que formó parte adicionalmente del LPGA Tour y del Symetra Tour, hará equipo con Hurtado, nuestro crédito en la actualidad en el circuito alterno femenino en suelo estadounidense. Hurtado, que mantiene su juego en suelo estadounidense, logró bronce en los pasados Juegos Centroamericanos
Tal como sucedió cuatro años el golf estará presente con tres categorías: Individual Masculino, Individual Femenino y Mixtos, entregando las medallas en cada caso a los tres primeros.
El ‘field’ en esta oportunidad muestra a un buen número de serios aspirantes, con jugadores como el chileno Guillermo Pereira, el argentino Miguel Angel Carballo, los paraguayos Fabrizio Zanotti y Julieta Granada, el uruguayo Juan Álvarez y el venezolano Wolmer Murillo, entre otros.
Los locales basarán su gran apuesta en los nombres de sus mejores jugadores en la actualidad, con Luis Fernando Barco y Julián Périco, Micaela Farah y María Palacios, buscando dejar en casa las preseas.
La competencia se jugará en la modalidad de Juego por Golpes a 72 hoyos, entregando las medallas individuales a los tres primeros en cada rama. Igualmente, en la categoría mixta se contarán los dos mejores ‘scores’ de cada día entre los cuatro integrantes del equipo (damas y caballeros). Los tres primeros lugares recibirán igualmente, las medallas.
Vencen prejuicios
De otro lado, a golpes de puño, derribos y manotazos, tres mujeres del boxeo, rugby y fútbol son referentes del avance del deporte femenino panamericano contra atavismos machistas.
Los juegos continentales que se llevan a cabo en Lima reúnen a 6.847 atletas, el 44% de ellos mujeres, según el organizador Panam Sports (Odepa).
Era sencillo escabullirse para ir a pelear, sin guantes ni equipo que cargar. En el gimnasio se compartía todo, incluso el protector bucal. Lo difícil para la boxeadora colombiana Ingrit Valencia era ocultar los machucones.
“No me quejaba, así mi madre no me regañaba”, recuerda la ganadora del oro panamericano en 51 kilos del boxeo, y representante de una inédita 'multitud' de 177 mujeres en una delegación de 345 miembros.
Antes de luchar por títulos, la morena nacida en Cauca, usaba los puños para aleccionar a los varones que la molestaban. Esa fama llegó a oídos de un entrenador. “Siempre tomo mis propias decisiones; nunca me importó que dijeran que el boxeo era para hombres porque sabía qué quería y que iba a salir adelante”, dijo.
Sus primeros movimientos dentro del encordado fueron contra el hambre. Ingrit eludió el desaliento, bloqueó objeciones y limó sus golpes rústicos para convertirlos en hitos, como el de ser la primera púgil del país en subir a un cuadrilátero olímpico en Rio-2016 y bajar con el bronce.
La colombiana de 30 años dice que, a contramano de prejuicios, las boxeadoras no usan menos vestidos, maquillaje o aretes que las demás. De hecho, le resulta más sencillo combinar el deporte con esos clichés de femineidad que con su faceta de madre.
“Es una tarea de tiempo completo y mi hijo no tuvo ese privilegio. Los dos hacemos el sacrificio, porque si yo me quedo cuidándolo ¿quién le va a dar un futuro?”, indicó Ingrit, que crió sola a su hijo desde los 17 años.
Empujar por el rugby
La pelota llega volando, María Paula Pedrozo la abraza y arranca una carrera que termina con el choque de una estadounidense. El pitazo final cierra un 49-0, en desventaja para Argentina.
En el país se asume como cierto que las chicas juegan al hockey sobre césped, y los varones, al rugby. Cruzar al otro lado es para exóticos, aunque los hockistas dieron un paso al frente con el oro en Rio-2016.
“Hay un prejuicio, pero hay que hacer oídos sordos y seguir empujando”, dice Pedrozo, capitana albiceleste en Lima e integrante de una minoría femenina de 226 en una delegación argentina con una cifra récord de 539 deportistas.
“Que son varoneras, homosexuales (como si fuera insulto) o indignas de la camiseta nacional. Eso y más prefieren ignorar ‘las Pumas’”, que quedaron fuera de las finales.