El voleibol colombiano sin lugar a dudas nos llenó a todos de ilusión, nos hizo vibrar, soñar y darnos cuenta que en nuestro país hay más que fútbol. Si bien el balompié nos ha dado felicidad, hay muchos deportes que también lo pueden hacer y de hecho lo están haciendo.
Vale la pena, primero hablar del equipo colombiano masculino de voleibol, que en Chile tuvo una actuación destacada y sorprendente.
Importante es esto por varias razones: primero que todo los ojos y las ilusiones estaban en la escuadra femenina que había sido la gran ganadora en los últimos años, sin embargo, nos sorprendieron a todos, también porque sin tener una liga profesional de voleibol masculina, nuestros jugadores salieron a batirse con jugadores con algo más de roce internacional, quizá con algo más de experiencia y lograron dejar el nombre del país y nuestra bandera en lo más alto.
Sin lugar a dudas que es emocionante ver cómo un deporte une al país y lo pone a soñar, en este caso los hombres del voleibol sanaron el corazón roto que dejaron las mujeres que en Bogotá perdieron la clasificación ante Argentina.
Y es que el sueño olímpico de la selección Colombia de voleibol femenina no fue más que hielo al sol, en su casa, Bogotá y frente a su gente cayeron en el último partido frente a Argentina perdiendo la chance única de hacer historia ganando un cupo a los Juegos Olímpicos de Verano Tokio 2020.
Si bien no se consiguió el cupo olímpico que era lo esperado y el gran sueño de todos, quedó demostrado que Colombia tiene un buen proceso en el voleibol, que a largo plazo y bien manejado nos puede seguir dando grandes alegrías y por qué no lograr la clasificación a unos juegos olímpicos. Pero por ahora habrá que decir que nos faltó el centavo para el peso.
Lo que comenzó como una historia idílica terminó en una pesadilla, en donde salieron a flote varios problemas, tanto en lo deportivo como en lo organizativo, por tal motivo haremos una radiografía de lo sucedido en el Preolímpico de voleibol femenino que se realizó en Bogotá.
La expectativa era alta puesto que por primera vez en la historia un equipo colombiano de voleibol tenía la oportunidad real de ganarse un cupo a los olímpicos y decimos real, porque por primera vez teníamos como país un conjunto competitivo, que había ganado y sabía lo que era enfrentarse con los grandes del continente y darles pelea, nada más en 2019 habían conseguido una medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en donde quedaron detrás de República Dominicana.
Los bogotanos respondieron ante el evento de manera masiva, vale la pena aclarar que las boletas para el campeonato fueron gratis, sin embargo, las graderías del Coliseo El Salitre estuvieron siempre llenas desde el primer partido hasta el último, el público cumplió con lo que se le pidió, ser el jugador número 8, apoyar sin importar la hora, el cansancio o el frío, no pararon de gritar y alentar, ni siquiera cuando se veía venir la derrota ante las argentinas.
El primer partido de la selección Colombia fue ante el cuadro venezolano, que trajo un equipo joven, sin mucha experiencia que apenas está empezando un proceso y que fue una presa fácil para las leonas colombianas, que destilaron talento en la cancha del coliseo, Venezuela no significó un gran reto para las nacionales en términos deportivos, sin embargo, por apartes del partido, dejó entre ver algunas de las falencias que tenía el equipo colombiano y que a la poste terminarían perjudicándolo, el manejo del partido en los puntos finales, la administración del desgaste y por supuesto la recepción de los remates siempre fueron situaciones en donde Colombia tenía que mejorar, se vio en el primer partido, sin embargo, por la euforia de la victoria, los errores fueron minimizados por la prensa y los aficionados, algo que no pasó al interior del equipo, porque el técnico Antonio Rizola lo advirtió: “Les dije a las jugadoras que no podíamos confiarnos con Venezuela, encontraron puntos débiles y nos hicieron sufrir por momentos”.
Las jugadoras lograron mostrar un buen voleibol, tuvieron chance hasta de lucirse y encantar al público bogotano que se reencontró con un deporte al cual no veía hace mucho tiempo, lo cual fue importante.
Para el segundo partido ante Perú las colombianas mostraron grandes condiciones y fue un partido no tan exigente, sin embargo, ante Argentina no se dieron las cosas y terminaron perdiendo ante un equipo que nunca fue superior, sin embargo, tuvieron mayor efectividad en los remates, algo que Colombia desde siempre tuvo problemas y no supieron solucionar.
Lo único cierto, es que por unos días el voleibol nos dio grandes alegrías nos hizo olvidarnos del fútbol por unos días, nos encontramos con una disciplina totalmente distinta que nos hizo soñar y pensar en un deporte diferente.
Esto es un proceso largo, que seguramente a mediano o corto plazo no nos va a dar alegrías a nivel internacional o olímpico pero seguro para 2024 se lograrán grandes cosas. Acá lo cierto es que sí o sí, el proceso tiene que seguir.