El prestigio del que gozó en algún momento el fútbol colombiano a nivel de clubes y de selecciones solo se empezará a recuperar con la disputa de finales y la conquista de títulos.
Por este año en Copa Libertadores es utópico pensar en que Atlético Nacional logre superar la fase de grupos y los demás, Junior, América y Santa Fe, ya se fueron.
Las esperanzas se reducen a la Copa Suramericana y la Copa América, torneo al que la selección que dirige Reinaldo Rueda debe ir a pelear su ingreso a la final.
El objetivo principal es clasificar al Mundial de Catar 2022, pero ello no exime al estratega y su banda (la mayoría con los que trabajó en Atlético Nacional) de tomarse en serio el torneo de selecciones más antiguo del mundo.
La excusa de que como Colombia ya no es sede del certamen no tiene por qué preocuparse en hacer una buena campaña no es válida. Por el contrario, es la oportunidad de empezar a limpiar esa mala imagen que ha venido dejando desde 2017 para acá a nivel de clubes y en los más recientes partidos de la eliminatoria.
Rueda tiene el gran reto de igualar lo hecho por Francisco Maturana en 2001 cuando conquisto el título del torneo, o por lo menos, equiparar lo hecho por Efraín ‘Caimán’ Sánchez en 1975 cuando en partido extra perdió con Perú y debió conformarse con el subcampeonato.
Hasta hace unos años, con las clasificaciones a los mundiales de Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98, en la era de Maturana y ‘Bolillo’ Gómez, así como a Brasil 2014 y Rusia 2018 con José Perkerman, más los segundos lugares de Cali y América en la Copa Libertadores, así como los títulos de Nacional (2) y Once Caldas, más otros logros en torneos de menor nivel, se creía que el fútbol colombiano ya había alcanzado la mayoría de edad y que podía codearse con los grandes del continente.
Y, sí, lo hizo por algunos años, cosa que hoy no sucede, por lo que hay que traer a colación esa frase que hizo carrera en 1985 cuando Luis Alfonso Marroquín, técnico de la Sub-19 que fue sensación en el Suramericano de Paraguay, dijo que “en el fútbol nadie gana de camiseta” y dio inicio a la nueva era del balompié nacional.
Hay que recuperar esa mentalidad, esa actitud para que el fútbol colombiano recupere el terreno perdido y se posicione realmente como uno de los grandes del continente y recupere ese reconocimiento internacional que en algún momento tuvo.
Hay que volver por ese camino que llevó a los equipos naciones y a la Selección a ser mirados con respeto, pero la única forma de conseguirlo es ganando, no solo partidos, sino títulos.
El reto
Caer en el conformismo de que “como la Copa América ya o es en Colombia no tenemos la obligación de ganarla”, en el peor de los errores.
Por el contrario, lo que hoy se le debe exigir al técnico Rueda es que arme un conjunto para ir a Argentina o a donde se disputen los partidos que estaban programados en nuestro país, que dé pelea y eso es avanzar hasta la final.
Material humano hay. Es cierto que algunos jugadores no atraviesan por su mejor momento, como James Rodríguez o Dávinson Sánchez y que el nivel de otros es incierto, como el de Juan Fernando Quintero o Sebastián Pérez, pero hay otros que sí vienen en forma y seguramente lo estarán para la segunda semana de junio cuando arranca la Copa América.
Además, si Rueda va a continuar con su tónica de contar con la mayoría de sus amigos, debe ser porque sabe qué le pueden aportar y en ese orden de ideas, con mayor razón debe pensar en la idea ganar la Copa América.
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Si en la convocatoria para la doble fecha tuvo en cuenta a jugadores que fueron base de Nacional cuando ganó la Copa Libertadores, a pesar de que no están en su mejor nivel, y, como seguramente va a llamar para la Copa América a algunos otros de su ‘riñón’, aumenta el nivel de exigencia.
Rueda y los directivos de la Federación no tienen pretextos para no ir a pelear el título. Se supone que al técnico lo trajeron para que entregue resultados y estos no pueden limitarse únicamente a la eliminatoria. No. Hay que apostar a lo grande.
Es más, si lo que quiere Rueda es jugársela con sus amigos, la Copa América es el torneo ideal para que ponga a Oscar Murillo, Carlos Cuesta, Gustavo Cuéllar, Sebastián Pérez y Miguel Ángel Borja.
No tendría presentación que para la eliminatoria los utilice a sabiendas que hay jugadores que por nivel, ritmo de competencia y capacidad, están por encima de ellos.
O, ¿será que Rueda se atreve a poner a Borja por encima de Duván Zapata o Luis Fernando Muriel ante Perú y Argentina?
Actitud
Otro factor a tener en cuenta, tanto para la eliminatoria como para la Copa América, es la actitud de directivos, jugadores y del cuerpo técnico.
Rueda ha sido exitoso. En su primer paso por la Selección de mayores tuvo un rendimiento por encima del 54% y en los equipos o combinados nacionales que ha dirigido logró los objetivos propuestos.
Sin embargo, ahora importa el presente. El pasado es historia y el técnico vallecaucano tiene la tarea de revalidar lo que ha hecho en el pasado, si no lo hace es fracaso, como lo será si no está en las instancias finales de la Copa América.
En la vida y, especialmente en el deporte, cuando se va a una competencia se debe ir a disfrutarla y ganarla. Por ello la Selección Colombia no puede asistir al torneo únicamente por cumplir sino que su obligación es darles minutos a algunos jugadores y estar en la fina cuando menos.
Allí van a representar a un país y no pueden conformarse con ganar un partido o simplemente avanzar una roda y a casa. Así no se recupera la imagen maltrecha que hoy tiene el fútbol colombiano. No, esa se recupera ganado partidos y torneos.
Creer en que como Colombia ya no es anfitrión no importa si se gane o se pierda es conformista y no se puede seguir cayendo en esa actitud que poco a porta, lo que se necesita es actitud ganadora, solo así se volverá a codearse con la élite del fútbol continental y mundial.
Rueda debe hacer oídos sordos a sus aduladores, quienes son los que en coro han dicho que no es obligación ganar la Copa y, seguramente si pierde ante Perú o Argentina, lo justificarán. Eso es dañino para el fútbol colombiano.
Los directivos también deben convencerse y convencer a Rueda que el objetivo no es únicamente la eliminatoria a catar 2022, sino que la Copa América cuenta, que no es un torneo al que se va a cumplir un compromiso sino a ganarlo porque ello da prestigio, justamente lo que Colombia necesita hoy.