Emocionante y anárquico, el Tour 2019 afronta su recta final con una formidable batalla entre la resistencia francesa, el líder Julian Alaphilippe y la sensación en la montaña Thibaut Pinot, y la pareja estelar del Ineos, el ganador saliente Geraint Thomas y el fenómeno Egan Bernal.
¿Recuerda un Tour parecido?, le preguntaron al director del Movistar Eusebio Unzué ayer en Nimes, en la segunda jornada de descanso. “No”, respondió rotundo el padre deportivo de Miguel Indurain, con su experiencia de más tres décadas en la gran carrera.
Hay 2:02 minutos entre Alaphilippe y el quinto, Bernal; con el holandés Steven Kruijswijk clavado en el tercer puesto, por lo que todo puede pasar en los Alpes, con un tríptico que comienza el jueves. Antes, dos jornadas de transición, con temperaturas que llegan a los 40 grados.
El sucesor de Hinault
Francia vibra con sus dos mejores espadas, que han devuelto al país la posibilidad de ganar la Grande Boucle ¡34 años! después de que lo hiciera por quinta vez Bernard Hinault en 1985.
El carismático Alaphilippe, hasta ahora ‘clasicómano’ y cazador de etapas, sobrevive en terreno desconocido defendiendo el maillot amarillo.
“Un minuto y 30 segundos (sobre Thomas, segundo) es mucho y poco a la vez. Un bajón en un puerto de 15 o 20 kilómetros y se acabó”, analizó este lunes, todavía visiblemente agotado tras el sufrimiento del domingo en el cierre de los Pirineos.
Y Pinot, la gran esperanza de los últimos años junto a Romain Bardet, que remonta. “En los dos últimos días quizás he sido el más fuerte, pero esto cambia muy rápido, el Tour acaba el domingo y puede pasar muchas cosas”, despachó el ganador el sábado en el Tourmalet.
El fin del imperio británico
¿Qué ha pasado para que el Tour de repente se convierta en una fiesta ofensiva sin dueño? El equipo Ineos, antiguo Sky, acostumbraba a dominar con mano de hierro, logrando seis triunfos en los últimos siete años -Bradley Wiggins y Thomas, en una ocasión; Chris Froome en cuatro-, es incapaz de controlar la carrera en la montaña.
Su jefe Dave Brailsford señala a Alaphilippe como el ‘factor X’.
“Ha creado un efecto dominó. Es un rompecabezas para todos los equipos, deben intentar desbancarlo pero también ocuparse de los favoritos en la general”, dijo.
A pesar de los problemas, el Ineos se presenta en la parte decisiva con dos bazas; el ganador saliente Thomas, de 33 años y dispuesto a jugar su partida de ajedrez a pesar de haber dado muestras de flaqueza en la montaña, y Bernal, de 22, un prodigio de madurez en su segunda participación.
“El primer líder es Geraint, vamos con todo por él”, señaló Bernal, siempre correcto, muy agradecido con el galés por dejarle partir con los mejores cuando él flaqueó sábado y domingo.
“Me encantan los Alpes, crecí en altitud”, añadió el colombiano sobre un terreno que le viene como anillo al dedo: tres etapas con seis cimas por encima de los 2.000 metros, 12 ascensiones y dos metas en alto, en los míticos Galibier e Iseran.
Nairo, gregario de Landa
Unzué, que huele el talento, se la juega por Bernal: “Es igual el máximo candidato. Tiene madurez, sobre todo física, y está al lado de corredores de mucha experiencia. Tiene tres días para expresarse en la altitud, un terreno que le pertenece por genética”.
Y mientras su equipo, el Movistar, todavía sueña con una increíble remontada de Mikel Landa, séptimo a 4:54 del líder. “No lo descartaría para la gloria”, dice Unzué, aunque el señalado apunta más bajo y dice aspirar al podio.
Para ello contará con el incombustible Alejandro Valverde y con Nairo Quintana, convertido a regañadientes en gregario tras perder comba en el Tourmalet.
“Lamentablemente se ha torcido. Así es la vida, a veces momentos buenos y a veces malos”, reconoció el ‘Cóndor’, consciente de que ahora el ‘sueño amarillo’ colombiano pertenece a Bernal./AFP