La elección de Klaus Iohannis "el Alemán", como nuevo presidente, ha puesto de manifiesto la sed de democracia en Rumanía, pero la tarea se anuncia ardua para el recién llegado, que se ha propuesto acabar con la corrupción que ahoga a este país excomunista.
Con el 54,5% de los votos --sobre 99% de sufragios escrutados--, Iohannis, candidato de la derecha, miembro de la minoría sajona y hasta ahora alcalde del distrito de Sibiu (situado en la región de Transilvania), se impuso el domingo a su rival, el primer ministro socialdemócrata, Victor Ponta, en una inesperada victoria.
"Es un resultado histórico, que representa un triunfo de la democracia y del pueblo contra el sistema que los partidos políticos usan en su propio beneficio", aseguró a la AFP el politólogo Radu Alexandru.
Un cuarto de siglo después de la caída del dictador Nicolae Ceausescu, estas séptimas elecciones presidenciales son relevantes para la historia poscomunista de Rumanía, sobre todo en un momento en que la democracia se resiente en países de Europa central como Hungría, y de tensiones entre Bruselas y Moscú por el conflicto con implicaciones étnicas en Ucrania.
"Rumanía representa una excepción positiva, por su elección de un presidente miembro de una minoría" de 36.000 personas en un país con 20 millones de habitantes, consideró Alexandru.
Iohannis es una personalidad atípica en la escena política rumana: alemán de origen, protestante en un país donde cerca del 90 % de la población es cristiana ortodoxa, y alérgico a las polémicas y a los focos.
El nuevo presidente se va a enfrentar a una presión popular muy fuerte, porque los rumanos esperan su implicación activa en todo lo que representa el Estado de Derecho, al tiempo que sus prerrogativas están limitadas por la constitución", consideró el politólogo.
Iohannis hizo campaña con la promesa de consolidar el Estado de derecho y defender la independencia de la justicia, frente a la actitud de su contrincante y actual primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta que criticó a la fiscalía anticorrupción, en un momento en que numerosos políticos socialdemócratas estaban siendo investigados o inculpados.
Por ello, 24 horas después del fin del escrutinio, este hombre descrito por sus allegados como "riguroso y determinado", ha mostrado que quiere llevar a cabo sus propuestas electorales.
"Llamo al parlamento a dar marcha atrás en la ley sobre amnistía (proyecto legislativo que, de aprobarse, permitirá poner en libertad a políticos y altos magistrados condenados por corrupción), así como a dar luz verde a todas las demandas de enjuiciamiento de la fiscalía anticorrupción", pidió.
El nuevo presidente deberá cohabitar con Ponta como jefe de gobierno, ejerciendo de "contrapeso" a la mayoría de izquierdas del Parlamento, explicó el director del Centro Rumano para las políticas europeas, Cristian Ghinea.
El analista Radu Magdin considera la victoria de Iohannis un "voto masivo anti-Ponta" por la irritación de la opinión publica frente al desprecio de las autoridades por los tres millones de rumanos que residen fuera de Rumanía, así como por el hartazgo de la población por la corrupción de la clase política, que provocó inmensas manifestaciones entre la primera y la segunda ronda electoral./AFP