EL León de Oro (Venecia), Dos globos de Oro (mejor director y mejor banda sonora) y ahora una docena de nominaciones a los premios Bafta, considerados los Óscar británicos, son la estela del éxito que está dejando el mexicano Guillermo del Toro con su la película romántico-fantástica “La forma del agua”.
Ambientada en la Guerra Fría, es la historia de una limpiadora de un laboratorio del gobierno de Estados Unidos que se enamora de una criatura monstruosa. Y es que ese mundo fantástico, según lo expresó Del Toro, lo construyó en sus primeros 11 años de vida.
Así, las criaturas, los vampiros y los superhéroes, todo viene de la mente de un niño que amaba merodear por las cloacas de su natal Guadalajara y disolver babosas con sal, que tenía un peluche de hombre lobo y que a los cinco años pidió de navidad una planta mandrágora para hacer magia negra.
El destino le permitió a Guillermo del toro plasmarlo todo en el cine y tras recibir el domingo el Globo de Oro a mejor director por "La forma del agua", ahora recibe la noticia de que esa cinta fue nominada en 12 categorías a los premios Bafta, entre ellas mejor película, mejor director y mejores efectos especiales. Estos galardones se entregarán el 18 de febrero, en Londres.
"Desde la infancia he sido fiel a los monstruos, me han salvado. Porque los monstruos, creo, son los santos patronos de nuestra dichosa imperfección. Y permiten y encarnan la posibilidad de fallar y vivir", dijo el director mexicano al recibir la estatuilla en los recientes Globos de Oro.
Ésta, su "primera película adulta", como la ha llamado, es optimista, una historia de amor entre una empleada de limpieza de un laboratorio ultrasecreto del gobierno de Estados Unidos y una criatura anfibia presa en un tanque de agua.
"Es su obra maestra hasta el momento", Leonardo García-Tsao, crítico de cine en La Jornada y un viejo amigo de "El gordo". "Faltaba un elemento muy de Guillermo que es el humor".
"El laberinto del fauno" y "El espinazo del diablo" fueron más sombrías, explorando temas como la pérdida y la nostalgia. Aunque algo permanece intacto: la distinción entre las criaturas y los monstruos.
Las primeras las filma "con empatía" y las segundas responden siempre a un ser humano, "que acaba siendo el verdadero monstruo", según explicó el propio cineasta en París.
Remendando y construyendo
Del Toro creció en un hogar muy católico. Su madre, una poetisa aficionada que leía el tarot; su padre, un hombre de negocios que se ganó la lotería y montó un imperio de concesionarios de autos.
Nacido el 9 de octubre de 1964, creció en una mansión junto a serpientes, un cuervo y ratas blancas, con las que a veces dormía acurrucado, según un perfil del realizador publicado por la revista The New Yorker.
"Todo lo que soy, en el sentido de la compulsión artística y de las historias que cuento, viene de mis primeros 11 años", dijo recientemente Del Toro a la revista Gatopardo. "Creo que quienes somos en esencia se forma en esos primeros años, después nos la pasamos remendando lo que se rompió y construyendo lo que no".
Entre sus grandes influencias estuvo su abuela. "Ya lo que diga Freud no sé, pero fue importantísima", dijo en esa entrevista. De hecho la relación entre niños y ancianos es una constante en su obra.
Se ve por ejemplo en su ópera prima, Cronos (1993), que cuenta una historia de un atípico vampiro anciano, que no quiere la vida eterna, y su nieta que lo oculta en un baúl.
Fue la única película que dirigió en México.
El secuestro de su padre lo obligó a salir del país en 1998 y dos años "traumáticos" después inició "la etapa española", en la que el tema de la Guerra Civil fue una constante.
"El laberinto del fauno" y "El espinazo del diablo" se filmaron allí con total libertad creativa.
Su primera experiencia en Hollywood fue "Mimic" (1997), en la que, según ha contado, vivió un infierno enfrentando las intromisiones y presiones de los productores.
Del Toro forma parte del prestigioso grupo "Los tres amigos", junto a los también consagrados directores mexicanos Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón.
"Tienen estilos muy diferentes, pero Guillermo es el único que ha construido un mundo muy reconocible, es el único que ha permanecido en un género", indicó García-Tsao, que también presidió la Cineteca Nacional de México y no duda en llamarlo "genio".