El jefe druso libanés Walid Joumblatt, famoso por su franqueza al hablar, instó en Twitter a autorizar "el cultivo del hachís", una industria que generó cientos de millones de dólares durante la guerra civil entre 1975 y 1990.
"Es el momento de autorizar el cultivo del hachís y de anular las órdenes de detención contra las personas buscadas en este campo", escribió en un tuit en árabe este veterano de la política.
La ley libanesa castiga el tráfico de drogas con la prisión. Pero los aldeanos del valle de la Becá (este), una zona de tráfico donde la pertenencia a un clan prima sobre el respeto al Estado, defienden con fuerza su cultivo de hachís, del que, según ellos, viven familias enteras.
Joumblatt, jefe político de la pequeña comunidad drusa de Líbano, utiliza Twitter desde hace algunas semanas para atacar al presidente sirio Bashar al Asad o reñir a los dirigentes libaneses.
Según los cultivadores de cannabis de Líbano, el conflicto en la vecina Siria ha desviado la atención del Estado, que destruía anteriormente miles de hectáreas de cannabis al año, y beneficiado el tráfico en una frontera mucho menos controlada. Los agricultores hablan de un aumento de la demanda de un 50% desde 2012.