Muchos los retos y al parecer ningún plan para renegociar abultada deuda externa que se estima en Us$150.000 millones
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CON una economía devastada, sin un plan para reactivarla y sintiendo los efectos de las sanciones impuestas por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, alejar el fantasma del default en Venezuela se convertirá en una misión imposible para el gobierno de Nicolás Maduro.
De sus consabidas diatribas de complot, guerra económica y persecución financiera que responsabiliza al imperialismo con algunos socios latinoamericanos encabezados por Colombia, y los europeos, Maduro se vio forzado esta semana a aterrizar en la dura realidad de hacer un pago parcial a la abultada deuda que tiene la estatal petrolera Pdvsa y convocar a los acreedores a una reunión en Caracas para intentar una renegociación de la deuda externa, que de antemano se vislumbra poco viable.
La deuda externa de Venezuela está estimada en US$150 millones y sus acreedores en un 73% corresponden a estadounidenses y canadienses. Los otros son algunos venezolanos, rusos y chinos. Con estos dos últimos, el mandatario venezolano ha adelantado gestiones para renegociar.
Con el fuerte del bloque intentará hacerlo el 13 de este mes en Caracas, a donde los citó tras señalar que “tengo moral para convocarlos” con el fin de iniciar un proceso “de refinanciamiento y renegociación”.
Y aquí, según diferentes analistas se evidencia una vez más tanto la improvisación como un posible desconocimiento de los procesos que mencionó, ya que una cosa es cosa y otra es otra, como dice el refrán popular.
El gobierno es ambiguo en cuanto a lo que busca, pues habla de "refinanciación y reestructuración", dijo a la AFP el experto en deuda Alejandro Grisanti, quien explica que un refinanciamiento es una oferta de canje de bonos y los inversionistas deciden, mientras que una reestructuración elimina el carácter voluntario y se obliga a los acreedores a aceptar nuevos papeles.
Y a renglón seguido explica que de cualquier modo, "ambas cosas son imposibles puesto que por las sanciones de Estados Unidos el gobierno no está en capacidad de emitir nuevos bonos".
Ligado a ello, Maduro delegó como negociadores al vicepresidente Tareck El Aissami y al ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, a quienes Estados Unidos impuso sanciones que prohíben a sus ciudadanos tratar con ellos.
Por su parte Orlando Ochoa, doctor en economía de la Universidad de Oxford devela otro frente de dificultad. “El gobierno también tendría que mostrar un plan de recuperación que ofrezca garantías para una posible negociación”.
Y la situación de la economía venezolana es calamitosa, tras cuatro años de contracción (36%), a las puertas de la hiperinflación (proyectada por el FMI en 2.349,3% para 2018) y una producción petrolera que cayó 23% desde 2008 hasta los actuales 1,9 millones de barriles diarios.
“Con ese panorama, "los inversores preguntarán "'¿cómo me vas a pagar?'", dijo Ochoa
Otro obstáculo es lo legal. La renegociación debería ser aprobada por el Parlamento de mayoría opositora. Pero el gobierno lo desconoce y daría esa facultad a la Asamblea Constituyente, a su vez no reconocida por buena parte de la comunidad internacional.
"¡El riesgo está allí!"
Con reservas por 9.700 millones de dólares, Venezuela tiene obligaciones para 2018 que ascienden a unos 8.000 millones, en medio de una severa crisis económica y con una nula confianza inversionista, agravada ahora con la decisión de Fitch de bajarle la calificación de la deuda a "C" de "CC", en base a "faltas de pago previas", lo cual "hace un incumplimiento de pagos altamente probable", según reza el comunicado que emitió Ello, según los expertos, es el primer paso hacia el default
"El riesgo del default está allí", dijo por su parte el analista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, quien señaló que para renegociar se requiere un plan de reestructuración y saneamiento. "Y ese plan no está", agregó.
La pretendida renegociación generó que los bonos venezolanos bajaran hasta 20 puntos, aunque luego se recuperaron un poco, según Ecoanalítica.
Los analistas ven poco probable que Maduro cambie el modelo centralizado de la economía que se contrajo 36% en los últimos cuatro años, al borde de la hiperinflación y con su producción petrolera en caída.
Si Venezuela cae en default, agrega Oliveros, en el corto plazo la gente puede sentir "un respiro" porque lo que se deje de pagar se puede usar para importaciones o inversión social, pero eso será "temporal".
"En el mediano plazo se tendrá un mayor aislamiento, más complicación para las operaciones externas, más incertidumbre que presiona variables como inflación. El default profundiza la recesión", aseveró Oliveros.
Abonando a la incertidumbre, el FMI dijo Venezuela incumple con su obligación de entregarle datos económicos y le dio seis meses al gobierno para que lo haga.
Como reseñamos, la dfeuda venezolana asciende a unos 150.000 millones de dólares, pero el presidente Nicolás Maduro no detalló los tramos que busca "refinanciar y reestructurar".
El experto en deuda Alejandro Grisanti indicó que "se refirió" a los bonos soberanos y de la petrolera PDVSA, que según su consultora, Ecoanalítica, suman unos 62.000 millones de dólares.
Al anunciar la posible renegociación, Maduro ordenó el pago de 1.169 millones de dólares del bono PDVSA 2017, según economistas con acreedores locales.
"Venezuela va a seguir siendo un pagador confiable", garantizó Maduro, quien sostiene que el país pagó 71.700 millones de dólares desde 2014 en servicio de deuda.
"¡No nos van asfixiar!"
Según consultoras privadas, la deuda externa incluye 45.000 millones de dólares de deuda pública, 45.000 millones en deuda de PDVSA, 23.000 millones de dólares en deuda con China y 8.000 millones con Rusia, entre otras obligaciones.
Maduro señaló que el problema es con los "cipayos financieros y chacales", la banca occidental estadounidense y europea; pero que con China y Rusia hay relaciones "extraordinarias".
Según el gobierno, desde 2014, Venezuela canceló 71.700 millones de dólares de capital e intereses de deuda. "Ni nos han asfixiado, ni nos van a asfixiar", enfatizó el mandatario venezolano.
Como se recordará, en 2001, Argentina declaró el mayor default de la historia por casi 100.000 millones de dólares, tras lo cual reestructuró su deuda en 2005 y 2010.
Mientras, Grecia se beneficia de un plan de ayuda de la zona euro por 86.000 millones de euros para servir la colosal deuda que suma un 180% de su PIB.
Ahora Venezuela está al borde de caer en el default y si lo ello ocurre enfrentará litigios, pues muchos bonos carecen de cláusula de acción colectiva (donde se impone el acuerdo con la mayoría), por lo que una minoría que se sienta lesionada puede demandar, anticipó Asdrúbal Oliveros, de Ecoanalítica.
"Pueden buscar el embargo de los activos de PDVSA en el exterior", como CITGO, filial de la petrolera en Estados Unidos, o de cuentas por cobrar, señaló.
Tanto los pagos, previstos para la semana entrante, como la respuesta de los acreedores a la cita de Caracas serán clave para saber si un default deja de ser un fantasma.