Como una decisión histórica de Colombia al optar por el diálogo como instrumento para la superación del conflicto armado, calificó el coordinador residente de Naciones Unidas, Bruno Moro, ayer al arrancar en firme la participación de la sociedad civil con sus propuestas para la mesa de diálogo en La Habana.
“Desde las Naciones Unidas con las palabras de nuestro Secretario General, nos ponemos a disposición para respaldar este proceso en la medida que se considere oportuno nuestro aporte”, indicó Moro.
La participación de la sociedad civil con sus aportes en torno a los seis puntos de la agenda pactada es el primer acuerdo al que llegaron el Gobierno y las Farc hace cerca de un mes en La Habana, lo cual se materializó con el Foro Política de Desarrollo Agrario Integral con Enfoque Territorial, que arrancó ayer en Bogotá y se extenderá hasta mañana.
La realización del evento fue encomendada a Naciones Unidas y la Universidad Nacional, contando con la participación de 1.200 delegados de 15 sectores de la sociedad civil entre organizaciones sociales, comunitarias, etnias, gremios económicos y sectores políticos entre otros, los cuales fueron distribuidos en 20 mesas de trabajo, que luego fueron reducidas a 10 tras un proceso de relatoría, en donde tuvieron la oportunidad de exponer sus propuestas sobre la tierra, que fue la principal razón del conflicto armado en Colombia y que hoy sigue sin solución en aspectos como distribución, despojo y desarrollo.
Las propuestas ya decantadas sobre política de desarrollo agrario serán entregadas el 8 de enero próximo a la mesa de diálogo en La Habana, seguramente a través de los embajadores de Noruega y Cuba, países garantes de estos diálogos del Gobierno con las Farc.
Moro destacó que “para tener éxito en procesos de consolidación de la paz debe ser transformadora. Adicionalmente la paz es sostenible si se cumple con la participación efectiva de la sociedad”.
Añadió que no hay una receta única para la paz y para el desarrollo rural, “la solución tiene que nacer a través de la participación activa, crítica y constructiva de todos los sectores de la sociedad colombiana”.
Latifundio vs. minifundio
La propiedad rural en el país está caracterizada por una alta concentración que no ha permitido generar desarrollo social y productivo, señaló Darío Fajardo, profesor de la Universidad Nacional.
“En el otro extremo de la distribución se ha configurado una masa de minifundio, microminifundio, lugares sin tierras carentes de posibilidades de alcanzar el ingreso requerido para la subsistencia, lo cual estimula la emigración hacia las ciudades”.
Fajardo dijo que hay una subutilización de la tierra en el país, pues muchas de las grandes fincas las dedican a la ganadería extensiva.
Precisamente causó polémica la no presencia de la Federación Nacional de Ganaderos en este foro, y las palabras de su presidente, José Félix Lafaurie, quien lo calificó de inútil.
Por su parte, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) sí hizo presencia en el evento en cabeza de su presidente Rafael Mejía, quien recordó que “el Gobierno al inicio de las negociaciones indicó que el modelo económico no es negociable. Los elementos del modelo vigente es el respeto a la propiedad privada y la actividad productiva en el marco de la economía de mercado”.
En este sentido añadió que la clara definición de los derechos de propiedad, uso y usufructo es indispensable. “La expropiación no puede ser utilizada con el fin de resolver problemas coyunturales en la política agropecuaria”.
En tanto que los delegados de las comunidades también expresaron su opinión en el marco de este foro, como Víctor Castellanos, quien asistió en representación del Consejo de Comunidades Negras de San Jacinto (Bolívar).
“La tierra en Colombia ha sido el conflicto y ha sido el problema número uno para todos los campesinos, sea afro, sea indígena o sea campesino”.
Mientras que Seiningo Torres, delegado de la Confederación Indígena Tayrona, dijo que “nosotros creemos que hay la necesidad en el país de trabajar hacia una mejor distribución de la tierra, pero especialmente se debe reconocer el territorio que nosotros reclamamos como ancestral”.