Debate pensional. El debate pensional -que en materia de tiempos enfrenta a dos miembros del gabinete del presidente Santos- se mantiene en el primer plano de la actualidad nacional.
De Pardo Oscuro. Mientras el ministro de Trabajo, Rafael Pardo, considera que la discusión no da espera, su colega de Hacienda, Mauricio Cárdenas, juzga que el tema no es prioritario en el 2013 y que puede esperar hasta el año que viene, que será el de las elecciones parlamentarias, primero, y de las presidenciales, después.
El estudioso senador Jorge Enrique Robledo, desde Bogotá, y el principal vocero de los pensionados colombianos, Antonio Guihur, desde Barranquilla, procuran llamar la atención del país sobre la inconveniencia de la reforma presentada por el alto gobierno.
Reparos a la iniciativa. Para el senador Robledo es difícil concebir algo peor que la reforma pensional propuesta por el binomio Santos-Pardo porque (en su sentir) se propone empeorarles, una vez más, los derechos de pensión a más de un millón de familias que viven de sueldos superiores a dos salarios mínimos y están vinculadas a empresas privadas, convenciones laborales, el magisterio, el poder judicial, los servicios públicos, los organismos de control y el gobierno central, las gobernaciones y las alcaldías.
Y subraya: “porque, así lo expresen de forma solapada, la sustentan presentando a los que tienen derechos de pensión en el sistema de prima media casi que como a delincuentes que despojan a la Nación y que son los culpables de que haya muchos colombianos que sufren la informalidad y la pobreza y no pueden pensionarse. Cuando la verdad es que éstos apenas son compatriotas que han trabajado por décadas construyendo el país y que han aportado para pensiones lo exigido por unas leyes que no redactaron ni aprobaron ellos”.
Difícil pensionarse. En opinión del congresista del Polo Democrático, “las dificultades para pensionarse que campean en Colombia, así como la falta de recursos de lo que hoy es Colpensiones, no son culpa de los trabajadores formales sino de las políticas impuestas por los mismos sectores políticos que hoy impulsan esta reforma pensional en extremo regresiva”.
Y aporta esta valiosa información al debate: “se sabe que el desempleo, los bajos salarios y la informalidad, que dificultan o impiden pensionarse, tienen como fundamentos el neoliberalismo y el libre comercio, que sustituyen la producción y el trabajo nacional por los de los extranjeros. Y el sistema de pensiones del ISS y las cajas tenía que colapsar por culpa de la Ley 100 de 1993, que trasladó a los que aportaban para pensiones a los fondos privados -hoy con 10,4 millones de afiliados, reservas por 135 billones de pesos y solo 56 mil pensionados-, en tanto 1.3 millones de pensiones quedaron a cargo del Estado. Con este colapso agravado porque los gobiernos desaparecieron aportes pensionales que al 2001 valían 60 billones de pesos”.
Lo mató la dicha. Un Juan Sintierra de Neira, Caldas, murió de un infarto cuando le notificaron que después de 30 años de luchas, había quedado pensionado.