El procurador Alejandro Ordóñez dijo ayer que para un posconflicto efectivo es indispensable “la entrega de las armas en el proceso de paz, entrega material, y el desmonte de los cultivos ilícitos. Sin esas dos condiciones es inviable cualquier figura administrativa novedosa. Si esto no se da como requisito de las nuevas estructuras estaríamos avalando una presencia armada y financiada por el narcotráfico de ese grupo. Cualquier forma de estructura administrativa, bienvenida sea, pero siempre con estos dos requisitos fundamentales”.
Las palabras del jefe del Ministerio Público son una respuesta a pronunciamientos reiterados de los voceros de la guerrilla en La Habana.
Sobre los cultivos ilícitos, el jefe guerrillero Jorge Torres, alias Pablo Catatumbo, expuso esta semana que las Farc están proponiendo una "desmilitarización de la política antidroga, no intervencionismo imperialista y descriminalización de los pobres del campo" que cultivan coca.
En cuanto a la dejación de las armas, Torres ha dicho que “hay varias experiencias en el mundo acerca de la terminación de conflictos en los que se les ha dado un manejo inteligente en ese punto. El problema no son las armas, son los hombres que las disparan y cuando hablamos de dejarlas hay que recordar que estamos en una conversación bilateral y habría que preguntarse si la dejación es solamente para una de las partes o si la otra tiene contemplada la posibilidad, no de dejar las armas porque no digo que la Fuerza Pública tenga que hacerlo, pero sí de producir algunos cambios en ese sentido”.
En todo caso, a pesar de las diferencias en algunos puntos, como los reseñados aquí, para Torres “el país, el Gobierno y los guerrilleros hemos aprendido de los anteriores procesos y el tiempo ha sido el suficiente para hacer un alto en el camino y hacer una reflexión de parte del Estado y de nosotros los guerrilleros para que nos sentemos y de manera sensata encontremos el camino hacia la solución política”.