Debate cafetero. Se inició ayer en el Congreso el gran debate a la caficultura nacional. La Barca pudo establecer que para la realización del mismo el representante Luis Enrique Dussán le dio un trago amargo al senador Rodrigo Villalba, pues le salió adelante con su cuestionario. La Barca trató de comunicarse con el representante Hernán Penagos, pero una grabación responde que atenderá después del 20 de marzo. Sin embargo, conocimos los 33 puntos que diagnostican el problema de la caficultura, los mismos que publicaremos en nuestras tres entregas de la semana en curso, en respuesta a las preocupaciones de las 600 mil familias que viven del cultivo del grano.
Tema medular. La Federación es un paquidermo con estructura centralista, dependencias en casi todo el país, anacrónica, burocratizada, dependiente del Ejecutivo, creada cuando el café era el primer producto de exportación nacional, y la Federación un ultra-estado. Hoy continúa con una estructura igual a la que tenía cuando exportaba 18 millones de sacos.
Preguntas. Una: ¿De cuánto es el presupuesto de la Federación y cómo se distribuye?
Dos: Una organización en permanente conflicto de interés por estas razones: A) Por ejercer la administración delegada del Fondo Nacional del Café, guardando silencio ante las decisiones judiciales como la sentencia unificadora de la Corte Constitucional (1023 del 2001) que le trasladó a los cafeteros el pago de los pensionados de la Flota Mercante Grancolombiana. (No se conoce la estrategia jurídica de la Federación para liberar el gremio de este abusivo lastre).
B: Por haber montado un negocio de exportación de café y de comercialización del grano, en competencia con los cafeteros y los exportadores privados. No se puede ser Zar del Café y Exportador del Café, si las declaraciones del Zar afectan el precio internacional del grano.
C: La postulación y elección del Gerente proviene del Gobierno y la Administración delegada del Fondo Nacional del Café también proviene de él. Y los intereses de los cafeteros no siempre concuerdan con las políticas del Gobierno. El Gerente y la Federación no defienden al cafetero por defender el puesto.
Valor agregado. Punto tres: Es una entidad que se niega a capacitar al productor cafetero para que transforme y exporte su producto procesado, recibiendo el valor agregado de la transformación y de la calidad especial del café colombiano. Una organización que protege una minoría exportadora en detrimento del patrimonio de sus federados.
Punto cuatro: Estrategia comercial errada desde 1989 para favorecer a unos pocos que se pasaron a gourmet/especiales. Esta estrategia tiene que masificarse y permitirle al cafetero transformar y exportar.
Pobres balances. Punto cinco: La Federación no ha invertido nunca en diferenciar totalmente arábigas de robustas como productos distintos, mientras seguimos vendiendo para mezclas cuando el mercado cambió desde finales de los 80.
Punto seis: La Federación perdió el poder de representar 600 mil familias componentes de las economías de las zonas cafeteras de las laderas de los Andes.
Punto siete: La Federación se convirtió en dependiente de la caridad pública.