El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva considera que es posible salvar a la presidenta Dilma Rousseff porque su destino depende del voto de "apenas seis senadores".
Rousseff fue suspendida provisoriamente de sus funciones el 12 de mayo, después que el Congreso votó a favor de iniciarle un juicio político por manejo irregular de las cuentas públicas en 2014 y 2015.
Lula, fundador del Partido de los Trabajadores y presidente de Brasil de 2003 a 2010, se dice optimista en cuanto al desenlace de un proceso al que la propia Rousseff considera un "golpe" en su contra, liderado por el actual presidente interino y antes vicepresidente Michel Temer.
"Hoy (...) para derrotar el impeachment es más fácil que antes. Porque antes la Cámara [de Diputados] estaba prácticamente controlada, después ocurrió la admisibilidad [del proceso de impeachment en el Senado] y ahora Dilma está dependiendo de seis votos", dijo Lula este martes en una entrevista con la Radio Jornal del estado de Pernambuco (noreste).
Para apartarla del cargo definitivamente son necesarios los votos de 54 de los 81 senadores en una sesión final programada para celebrarse entre el 25 y el 27 de agosto, poco después del fin de los Juegos Olímpicos que se celebran en Rio de Janeiro del 5 al 21 de ese mes.
Si bien una mayoría de senadores votó a favor de abrir el proceso contra Rousseff, sus partidarios confían en que pueden revertir el resultado en la votación de la sentencia final.
"Son seis senadores apenas que pueden cambiar el destino del país, devolviéndole a Dilma el mandato popular que el pueblo le dio", añadió Lula en la entrevista.
Rousseff, una economista y exguerrillera de 68 años, llegó al poder en 2011 apadrinada por Lula, que la precedió con dos mandatos sucesivos en los que sacó a decenas de millones de brasileños de la pobreza.
Pese a que fue reelecta en 2014, la popularidad de Rousseff y su base de apoyo político se desmoronaron desde el comienzo de su segundo mandato, de la mano de una profunda recesión económica y escandalosas revelaciones de una trama de sobornos en la estatal Petrobras que golpeó de lleno a la élite empresarial y política.
Su vice y exaliado Michel Temer -señalado como uno de los arquitectos del impeachment- la sustituyó de forma interina. Si Rousseff es destituida, Temer gobernará hasta el 31 de diciembre de 2018, año en que los brasileños elegirán un nuevo mandatario en las urnas.
Lula no descartó este martes postularse a presidente: "Para que yo no sea candidato en 2018, a Brasil tiene que irle bien", afirmó.
Porque "si a Brasil le va bien, ¿para qué precisaría ser presidente nuevamente?", reparó. "Quiero volver a mi vida tranquila, con mi mujer, ¡tengo 70 años!", dijo el exmandatario izquierdista.