El pasado domingo 9 de marzo algunos de los actuales representantes a la Cámara se disputaron curules en el Senado de la República. En un artículo reciente, investigadores de Congreso Visible concluyeron que para muchos de ellos, el paso de la Cámara al Senado sería todo un reto: los representantes debían obtener miles de votos adicionales para convertirse en senadores. ¿Quiénes tuvieron éxito? ¿Quiénes quedaron por fuera del Congreso por su aspiración del ingresar al Senado?
A continuación presentamos una lista con todos los representantes que aspiraron a dar el salto de Cámara a Senado. Incluimos solamente a aquellos pertenecientes a partidos que presentaron listas abiertas. Los datos fueron tomados de la Registraduría y están basados en un cálculo de las posibles curules que podría obtener cada partido. Cabe destacar que estos resultados son de carácter preliminar y están sujetos a cambios.
Vemos que, de acuerdo con estos datos preliminares, 12 representantes lograron la reelección en Senado, mientras que 10 se quedaron por fuera.
El partido más exitoso en este respecto fue Cambio Radical. Sus apuestas fueron acertadas y tanto German Varón como Rosmery Martínez obtuvieron una curul en el Senado.
Los representantes del Partido Liberal no contaron con la misma suerte. Solamente uno de ellos, Javier Tato Álvarez, logró dar el salto a Senado. A pesar de haber realizado un inmenso esfuerzo electoral, representantes como Guillermo Rivera (quien pasó de obtener 11.954 votos en las elecciones de 2010, a conseguir 41.661 votos) y Orlando Velandia (quién obtuvo 18.038 votos más que en las elecciones pasadas), no ganaron representación en el Senado. Su desempeño individual fue insuficiente en la medida en que se espera que su lista solo obtenga 17 curules en Senado, debido a que tenían fuertes contendientes al interior de su partido. Estos representantes, sin embargo, tienen una posibilidad real de acceder al Senado como eventuales reemplazos si alguno de los ganadores de su lista pierde el cargo sin incurrir en silla vacía.
Por su parte, el Polo Democrático fue exitoso parcialmente. Mientras que Iván Cepeda obtuvo representación en el Senado logrando 48.318 votos más que en el 2010, Alba Luz Pinilla perdió 13.064 votos y se quedó por fuera del Senado (sólo obtuvo 8.012 votos).
Vale la pena mencionar el caso de la representante Gloria Stella Díaz quien se lanzó al Senado por la lista cerrada del Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (Mira). Díaz era la única mujer que encabezaba una lista a Senado. En este momento es incierto si el movimiento obtendrá representación en el Senado y Díaz corre el riesgo de no permanecer en el Congreso.
A pesar de que estos resultados son preliminares y de que el panorama puede transformarse, algunos representantes ya han reconocido, vía twitter, que no ocuparán un cargo en el Congreso durante el próximo cuatrienio.
Sin embargo, otros candidatos, entre ellos Rivera y los aspirantes al Senado del Mira, están exigiendo el recuento de votos y es posible que los resultados varíen y que, en efecto, puedan dar el salto a Senado.
¿Por qué se quedaron atrás tantos representantes? ¿En qué falló el cálculo de los partidos?
En primer lugar el número de votos promedio para acceder a una curul en Senado aumentó en comparación con las elecciones de 2010. Mientras que en el 2010 se necesitaron, en promedio, 64.574 votos para ser Senador, en 2014 ese número aumentó a 68.033 votos. A su vez, la desviación disminuyó, pasando de 32.567 votos a 28.670. Lo anterior refleja que, en general, los candidatos necesitaron de muchos más votos preferentes para convertirse en senadores, en comparación con los políticos que aspiraron a Senado en el 2010. Adicionalmente, nuevos rivales como el Centro Democrático, desplazaron a políticos y partidos que anteriormente dominaban la arena electoral en determinadas circunscripciones.
Es evidente que la todavía incompleta institucionalización del sistema de partidos en Colombia –nuevos movimientos aparecen cada cuatro años, se reconfiguran las fuerzas políticas existentes con cada elección– hace que para partidos y candidatos sea difícil predecir, con total exactitud, si sus estrategias electorales tendrán resultados positivos.