Daño irreparable | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Abril de 2012

Daño irreparable. No pudo estar más desafortunada la canciller María Angela Holguín con sus declaraciones sobre el pleito con Nicaragua que ahora se resuelve en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Sus declaraciones pueden hacerle un daño irreparable a Colombia. Mientras los ex cancilleres Londoño Paredes y Fernández de Soto, junto con el equipo de expertos Crawford, Bund y Cohen se debatían como tigres defendiendo la integridad de los derechos que Colombia tiene sobre la totalidad del  archipiélago de San Andrés y Providencia, compuesto por un conjunto de islas, islotes y cayos como un todo, con base en títulos que Colombia tiene desde los  tiempos de la colonia, la distinguida funcionaria afirma aquí que hay que prepararse para un fallo salomónico (¿algo así como un miti-miti?) lo cual implica que Colombia puede perder algunos de esos cayos para satisfacer las aspiraciones infundadas de Nicaragua. Tamaño despropósito no tiene justificación alguna, salvo que la propia señora Canciller se desdiga de lo que dijo, lo cual tampoco repararía los daños ya causados a los intereses de Colombia.

 

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Lamentable antecedente. Recordemos que otro Holguín (Juan Uribe Holguín) mediante una simple nota diplomática, en el gobierno de Roberto Urdaneta Arbeláez, entregó el islote de Los Monjes con lo cual Venezuela ha venido alardeando para defender sus supuestos derechos sobre el Golfo de Coquivacoa, más conocido como el Golfo de Venezuela.

Fue el ex ministro Rodrigo Marín Bernal quien en el gobierno de Virgilio Barco alertó sobre la posibilidad de que Colombia perdiera sus derechos como estado ribereño del precitado golfo con motivo del retiro de la Corbeta Caldas, en agosto de 1988.

 

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Lavarse las manos. El mismo Marín Bernal coordinó la comisión del Senado de la República de la que formaban parte, además, Jorge Cristo Sahagún, Pedro Alcántara Herrán y Miguel Pinedo Vidal. Al ex ministro caldense no le permitieron lavarse las manos en aguas territoriales colombianas del Golfo. Luego, el general colombiano Norberto Adrada Córdoba le impidió al dirigente conservador que sobrevolara el mar territorial colombiano. De estos hechos fue testigo presencial el barquero, quien acompañó la misión parlamentaria.

 

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Costa seca. Con estos expedientes se impuso de hecho la tesis de la costa seca que, en otras palabras, significa que Colombia ha perdido en la práctica todos los derechos que la normatividad internacional otorga a los estados ribereños.

Sería bueno que el actual Gobierno, tan cercano a su nuevo mejor amigo, informe si es posible entrar con las corbetas colombianas al Golfo de Coquivacoa o si, por el contrario, hemos renunciado a ese pedazo vital del territorio colombiano.

 

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Historia. El tratado de límites de Colombia y Venezuela fue celebrado en Cúcuta por los cancilleres Esteban Gil Borges y Luis López de Mesa, en presencia de los embajadores Santiago Rodríguez y Alberto Pumarejo, el 5 de abril de 1941. La desafortunada nota en la que se reconoce la soberanía venezolana por parte del “otro Holguín”, fue titulada así por El Tiempo: “Los Monjes son de Venezuela” (Nov. 25 de 1952). El Espectador tituló el mismo día: “Reconocida la soberanía de Venezuela”… “El día que Colombia regaló Los Monjes”, consultado Carlos Arango Vélez afirmó que juraría ante los Santos Evangelios que apenas se enteró por los periódicos. Osuna caricaturizó el 23 de agosto del 87 y el 25 de octubre de 1992: “Iremos más lejos que Uribe Holguín; les vamos a escriturar los islotes”. Y EL SIGLO tituló: “Naves venezolanas continúan en aguas colombianas”.