Dallas volvió a ser presa del miedo ayer con una amenaza de ataque a la policía dos días después de que un hombre mató a cinco agentes durante una protesta pacífica.
Equipos tácticos SWAT fueron desplegados en el cuartel general de la policía de Dallas tras una amenaza anónima y oficiales buscaron un sospechoso en el estacionamiento del lugar.
La policía de Dallas ya había reforzado horas antes la vigilancia de la ciudad tras recibir una amenaza no especificada.
Las autoridades dijeron que la búsqueda se estaba realizando con "suma cautela".
"El Departamento de Policía de Dallas recibió una amenaza anónima contra sus unidades y se han tomado medidas preventivas", señaló en un correo electrónico enviado a los medios.
El diario Dallas Morning News señaló que un hombre enmascarado fue visto en los alrededores de la sede policial.
La policía revisó el área, no encontró nada y un par de horas más tarde levantó el alerta.
"Los oficiales completaron la búsqueda manual en el garaje. No se encontró al sospechoso", reportó en su cuenta de Twitter la policía de Dallas.
La amenaza llegó cuando en diversas ciudades estadounidenses comenzaban o ya estaban en marcha demostraciones de protesta contra la brutalidad policial.
Manifestantes liderados el movimiento "Black Live Matter" demandan justicia por dos afroamericanos muertos por policías esta semana.
Las imágenes de esas dos muertes fueron ampliamente difundidas en las redes sociales y sacudieron a Estados Unidos.
El tirador de Dallas, un negro veterano de Afganistán identificado como Micah Johnson dijo antes de morir a manos de la policía que quería matar a policías blancos en revancha por la muerte de negros a por disparos de uniformados.
Las autoridades de Dallas están ahora convencidas que Johnson actuó sólo y que no tuvo cómplices para su ataque que cobró la vida de cinco policías tras la manifestación del jueves.
Empero las escenas de pesadilla vividas por Texas hacen temer que Estados Unidos esté ahora abriendo un nuevo y oscuro capítulo de las turbulentas relaciones raciales.
El presidente Barack Obama intentó tranquilizar a su conmovido país al insistir con que Estados Unidos dejará atrás sus divisiones raciales.
Además rechazó que se pretenda comparar a este Estados Unidos con el de los años 60 que estaba dominado por la agitación social y el racismo.
Obama, que visitará Dallas a comienzos de la semana entrante, describió al tirador de Dallas como un "lobo solitario", un "demente", que, en modo alguno, representa a la colectividad afro-estadounidense.
"Estados Unidos no está tan dividido como algunos lo sugieren", dijo tras una cumbre de la OTAN en Varsovia. "Hay dolor, hay turbación...pero hay unidad".
Marchas en todo EEUU
El movimiento Black Lives Matter, que promueve manifestaciones en todo el país, exige el fin de la violencia y no su incremento.
Cientos de personas marcharon pacíficamente por Nueva York por tercera noche consecutiva desplegando carteles en recuerdo a Alton Sterling y Philando Castile, los dos hombres cuyas muertes a manos de policías en Louisiana y Minnesota desataron las protestas.
Marchas similares estaban programadas o en desarrollo en diversas ciudades. Su promotores las convocaron con la consigna "El fin de semana de la rabia".
En Phoenix, Arizona, la policía dispersó a manifestantes que lanzaron piedras. Y en Rochester, Nueva York, 74 personas fueron arrestadas por una sentada en la calles.
Empero en todas partes, desde Atlanta a Houston, Nueva Orleans Detroit o Baltimore, las manifestaciones transcurrían sin reportes de incidentes.