Por Eduardo Acostamadiedo y Daniel Cárdenas*
Especial para EL NUEVO SIGLO
Por primera vez en las elecciones del Congreso los partidos políticos tendrán que cumplir con una cuota mínima de mujeres en sus listas.
Así lo estableció la ley 1475 de 2011, la cual obliga a que en las circunscripciones donde haya cinco o más curules para proveer, las listas que presenten los partidos políticos al Senado y Cámara estén compuestas por mujeres al menos en un 30%.
Ya existe un precedente de la aplicación de una medida de este tipo. Se presentó en las elecciones de asambleas departamentales y concejos municipales realizadas en 2011. En aquella oportunidad algunos medios registraron quejas de los partidos políticos dado que tuvieron que modificar sus listas a pocos meses de la fecha de las elecciones para cumplir con el nuevo requisito de género. Como diferentes medios afirmaron, los partidos habrían tenido que recurrir a candidatas “de relleno” para cumplir con el requisito electoral.
Para las actuales elecciones al Congreso se cumplen casi tres años de la expedición de la norma, por lo que los partidos han tenido un tiempo razonable para conformar sus listas garantizando la participación política de las mujeres en al menos un treinta por ciento. Con el fin de analizar los efectos de la introducción de una cuota mínima de género es necesario hacer un doble análisis. En primer lugar, al interior de los partidos políticos, tanto en Cámara como en Senado, dado que la ley influye en las negociaciones internas de los mismos para conformar sus listas. Y en segundo lugar, es importante observar la presencia de mujeres por distrito electoral, especialmente en aquellos donde la norma debe ser aplicada, dado que existen cinco o más curules por asignar.
Para estas elecciones se postularon 750 mujeres que representan el 32,73% de los 2.291 candidatos que aspiran a ser congresistas. Se observa un incremento con relación a las elecciones de 2010 cuando, de los 2.224 aspirantes a la rama legislativa solo 441, es decir, 19,82%, eran candidatas.
Cámara
Como se evidencian en uno de los cuadros adjuntos, la cuota aumentó efectivamente el número de mujeres en todos los partidos. Un caso para resaltar es el MIRA, que a pesar de que disminuyó su proporción de mujeres en su lista, es el partido que más personas ha postulado de este género en las últimas dos elecciones. Este partido le apuesta nuevamente a una lista cerrada y al ‘sistema cremallera’ que consiste en alternar un hombre y una mujer garantizando una participación política femenina del 50%.
Departamentos
Grandes distritos electorales como Antioquia, Bogotá, Valle del Cauca, Santander y Cundinamarca han concentrado en las últimas dos elecciones un alto número de candidatas, mientras que en los departamentos que integraban los Antiguos Territorios Nacionales (Arauca, Casanare, Guaviare, Putumayo, Vichada, Guainía, Vaupés, Amazonas y San Andrés) esas candidaturas son escasas. Esto se puede deber a que en los distritos electorales donde hay un alto número de curules a proveer es en los que debe aplicarse la cuota mínima y además, existe un electorado diverso en el que las mujeres aspirantes pueden encontrar nichos en la población más favorables a sus candidaturas.
Para las elecciones al Congreso de este año en 19 departamentos los partidos no están obligados a incluir al menos un 30% de mujeres en sus listas, dado que en las respectivas circunscripciones se asignan menos de cinco curules. Esto quiere decir que en más de la mitad (57,57%) del territorio nacional, donde se elige a casi un tercio (29,51%) de los Representantes a la Cámara, no aplican los efectos de la cuota mínima de género. La tabla a continuación muestra esos departamentos y el porcentaje de presencia femenina.
En el 2010 los departamentos donde hubo mayor participación política de las mujeres fueron: Putumayo (29,41%), Sucre (27,77%), Meta (26,92%) y Caquetá (26,92%). En el 2014 a excepción de Caquetá, en los demás departamentos mencionados esta cifra disminuyó como se observa en la tabla. Uno de los casos más significativos es el de Putumayo que apenas alcanza el 11,11% en las presentes elecciones.
Para esta contienda electoral el promedio de presencia de mujeres en las listas de estos distritos electorales es del 22,12%, lo cual muestra un leve crecimiento con respecto a 2010 (20,54%). Efectivamente, los datos de 2014 reflejan que por primera vez algunos departamentos superan la cuota mínima de participación, aun cuando la norma no aplica en dichas circunscripciones, como por ejemplo: San Andrés (40%), Chocó (33,33%), Guaviare (33,33%) y Quindío (30,76%) los cuales aumentaron su proporción de mujeres en relación con el 2010. Sin embargo, como se explicó anteriormente, algunos departamentos que sobresalieron en el 2010, disminuyeron su proporción de mujeres en 2014, lo cual evidencia que no existe un patrón claro de crecimiento de presencia femenina en los departamentos donde no aplica la cuota. Como se observa en la tabla mientras que en 2014 disminuyó la participación femenina en ocho departamentos, en los once restantes esta cifra aumentó.
Esta disparidad que se presenta en las circunscripciones podría explicarse por un lado, a que la cuota mínima de participación femenina no se aplica en las circunscripciones donde más se requiere, que es en las más pequeñas, donde precisamente hay mayor desigualdad entre la presencia femenina y masculina en las listas porque no existen incentivos para que los partidos incluyan a las mujeres. Posiblemente lo que sucede es que algunas mujeres se desplazan a los distritos más grandes, donde sus partidos las requieren, para poder cumplir con la cuota. Por esta razón, disminuye la presencia femenina en los departamentos más pequeños.
Senado
Tras la aprobación de la Ley aumentó la presencia de mujeres en las listas al Senado de 19,17% en 2010 a 33,83% en 2014. Nuevamente hay que resaltar el caso del MIRA, que desde 2010 ha incluido una porción significativa de candidatas. De hecho, este es el único partido cuya lista al Senado la encabeza una mujer, Gloria Stella Díaz.
A pesar de que la política de acción afirmativa aumentó la presencia y las posibilidades de que una mujer sea electa congresista, algunos detractores aseveran que estas medidas no contribuyen a que la discriminación sea superada. Fernando Giraldo, politólogo e investigador de la Universidad Javeriana y Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral, coinciden en que ante la incapacidad para incluir efectivamente a las mujeres, los partidos las incorporan en sus listas como “candidatas de relleno”.
Este tipo de argumentos se basa en que la presencia de las mujeres, por sí sola, no implica que inmediatamente exista mayor equidad de género. Aún en el caso hipotético de que el congreso esté compuesto paritariamente por hombres y mujeres, esto no implica que las reivindicaciones y necesidades de ellas puedan ser tramitadas de acuerdo con sus preferencias. No obstante, como afirma María Emma Wills, la presencia femenina en los cuerpos colegiados sí tiene importancia dado que implica que un espacio de élite que ha estado tradicionalmente dominado por hombres sea competido por las mujeres y por lo tanto, su composición sea más heterogénea.
Como lo ha mencionado Mónica Wills, la evidencia muestra que en países donde se han implementado este tipo de acciones de discriminación positiva, ha aumentado el número de mujeres al interior de los cuerpos colegiados, aunque la relación no es automática. Inclusive en las elecciones locales de 2011 donde aplicó anteriormente la cuota, José R. Puyana comenta que los avances en el número de mujeres electas fueron significativos, para un país que tradicionalmente ha tenido bajas tasas de participación femenina en América Latina.
Por otra parte, autores que han realizado estudios de género y elecciones han coincidido en que existen diversas barreras para que las candidatas mujeres puedan participar en igualdad de condiciones con sus pares hombres. Angélica Bernal, así como María Emma Wills y Florentina Cardozo han evidenciado que el proceso de inclusión de mujeres en los espacios de representación política le falta un largo trecho para ser exitoso. Las circunscripciones pequeñas, la ausencia de un padrino político, el voto preferente y la voluntad de las directivas partidistas para incluir y apoyar sustantivamente a las candidatas han sido factores que han impedido la inclusión de las candidatas en la arena electoral. Por lo tanto, la cuota electoral podría ser una medida adecuada para superar esta inequidad de oportunidades de participación política.
Ahora, si bien las mujeres han aumentado su participación en las listas partidistas, ¿cuántas de estas mujeres tienen posibilidades factibles de acceder al Senado? En otras palabras, ¿cuántas son relleno?
Una forma aproximada de medir qué tantas posibilidades tiene una mujer de ganar una curul en la cámara alta es a través de su visibilidad mediática. Para dar cuenta de esto se ha realizado el siguiente ejercicio. Se buscaron los nombres de las candidatas a la cámara alta en 24 sitios web de diversos medios periodísticos colombianos y se clasificó como “no visible” en el caso de que no fuera encontrada y “visible” si se encontraba por lo menos una noticia o mención relacionada con la candidata.
Alrededor de la mitad de las mujeres inscritas a los comicios electorales de Senado no aparece en los medios colombianos. Este resultado suscita preguntas sobre la utilización de estos espacios de promoción y publicidad por parte de las candidatas o la imparcialidad de género que los mismos tienen en el cubrimiento electoral.
Sin embargo, el hecho de que la mitad de las candidatas al Senado no tenga presencia en medios, insinúa que los partidos no se han preocupado, hasta el momento, por formar y apoyar a las candidatas sustantivamente en la consecución de una curul.
A pesar de que con estos datos no es posible hacer juicios contundentes sobre el compromiso que tienen los partidos con sus integrantes mujeres, se evidencia que la cuota de género, por sí misma, no es un mecanismo suficiente para superar la discriminación en la arena electoral. Inclusive para las circunscripciones pequeñas, se podría disminuir la presencia electoral de las mujeres. No obstante, como se ha mencionado en este artículo, la cuota aumenta la presencia femenina en los cuerpos colegiados. Por tanto, el diseño actual de la acción afirmativa podría inducir a una subrepresentación de mujeres en las circunscripciones más pequeñas.
Sin embargo, sólo con los resultados electorales del próximo 9 de marzo será posible resolver con certeza si el objetivo de la cuota mínima de género se cumplió realmente: superar la discriminación política en contra de las mujeres.
*Congreso Visible