Cumbre Jurídica. Un hecho de singular importancia se registró recientemente en la hacienda "El Porce", ubicada en inmediaciones del municipio de Río Frío, patria chica del gobernador del Valle, Ubeimar Delgado Blandón.
Actuó como anfitrión el novelista y periodista Gustavo Álvarez Gardeazabal, quien recibió en sus predios a la contralora general Sandra Morelli Rico, al fiscal general Eduardo Montealegre Linnet, a los presidentes del Consejo Superior de la Judicatura, Wilson Ruiz y Pedro Sanabria; al registrador Nacional del Estado Civil, Carlos Ariel Sánchez; al presidente de Carvajal, Bernardo Quintero Balcázar, y de Pisa, José Joaquín Montalvo, así como los candidatos a la magistratura Alberto Rojas y Eider Patiño y los gobernadores del Valle y Risaralda.
El gran ausente. El procurador General Alejandro Ordóñez Maldonado se excusó de asistir al encuentro por estar en Roma, en los fastos de posesión del nuevo papa Francisco.
Gardeazabal ofreció de entrada las suculentas empanadas tulueñas y como plato fuerte se debatió la actual situación política nacional, la frustrada reforma a la justicia, el Código Electoral, el futuro del voto electrónico y la reforma a la salud.
El autor de Cóndores no entierran todos los días sigue demostrando que la otra mesa de dialogo está situada en el centro del Valle del Cauca.
Un Chávez de cera. Lo dijo ayer, en La hora de la verdad, el ex ministro Fernando Londoño: Cuando la presidenta argentina Cristina Fernández llegó a Caracas con el fin de conocer el testamento final que había dejado el finado presidente Hugo Chávez, fue invitada por la guardia pretoriana a mirar por última vez el cadáver del mandatario bolivariano. Y se llevó una sorpresa colosal la viuda de la Casa Rosada al ver que se trataba de un muñeco de cera, lo que provocó la ira de la mandataria gaucha. De inmediato fue abordada por el ex presidente brasilero Lula y por la actual presidenta, Dilma Rousseff, quienes le pidieron que se tranquilizara y no armara ningún escándalo. Al poco rato la señora Fernández empacó maletas y retornó raudamente a su país.
Falta de protocolo. Alguna gente no se explica por qué razón la canciller colombiana María Ángela Holguín no inclinó su cabeza, en señal de reverencia, al saludar al papa Francisco, en El Vaticano, durante el acto de entronización del nuevo pontificado. Contrastó esta actitud con la observada por personalidades de la realeza llegadas desde Holanda, España y Jordania.
Alcalde llamado por altavoces. Otro episodio de la multitudinaria entronización: Cuando el papa Francisco notó que la presidenta argentina llegaba a su presencia sin la compañía del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, el Sumo Pontífice lo hizo llamar por los altavoces vaticanos y el burgomaestre de la gran ciudad natal del Papa apareció de inmediato. La viuda de Kirchner se da sus mañas para ningunear a los compatriotas que puedan hacerle sombra, así sea a muchos kilómetros de la histórica Plaza de Mayo.