Clásicos, sencillos u osados; de cueros exóticos o en plásticos de colores, la industria de zapatos brasileña -la tercera del mundo- busca su ruta en el mercado internacional tratando de esquivar en el camino algunas piedras en competitividad y calidad.
En un país con más de 200 millones de habitantes y una dinámica clase media con acceso a crédito, los zapatos tienen un mercado interno vasto y seguro pero, ahora, quieren dar unos pasos más lejos.
Moda y zapatos son parte de una industria que estos días está de fiesta con la 36 edición de la Semana de la Moda de Sao Paulo, la más importante de América Latina.
"El crecimiento del mercado doméstico ha sido muy significativo desde el año 2008", comentó a la AFP Heitor Klein, presidente de la asociación industrial Abicalçados.
En 2012, la producción fue de 864 millones de pares, un 5,5% más que el año anterior. Poco más de la mitad destinado al segmento femenino.
Pero las exportaciones (113 millones de pares) cayeron en valor a 1.090 millones de dólares, 15,7% menos respecto a 2011, lo que demuestra que el país tiene dificultades para abrirse camino en el mercado externo y en un mundo golpeado por la crisis.
"En Brasil está desajustada la competitividad. La cuestión tributaria, la mano de obra y la falta de infraestructura adecuada para las exportaciones encarecen nuestros productos", comentó Klein.
"La industria brasileña se vuelca mucho al mercado interno. No es competitiva en el exterior ni tiene la calidad para disputar mercados de primera", señaló de su lado Lauri Müller, representante para Brasil de la feria Global Shoes de Alemania, una de las mayores del mundo.
A la conquista de China
Brasil exporta sus zapatos a unos 150 países, con Estados Unidos, Argentina y Francia a la cabeza, enfocándose principalmente en un segmento de mercado intermedio en cuanto a calidad y precio.
Se trata sobre todo de zapatos vendidos a marcas extranjeras que los comercializan bajo sus etiquetas, aunque poco a poco ha aumentado la exportación de marcas propias, entre las que suenan algunas como Capodarte, Azaleia, Via Uno y Arezzo, que ya tienen una fuerte presencia en el mercado local.
Pero su mayor desafío es entrar al corazón del mayor productor mundial, China, que en 2011 produjo más de 10.000 millones de pares de zapatos, según cifras de Abicalçados.
Un programa de esta asociación con la promotora de exportaciones Apex impulsa el plan. "El proceso comenzó hace cerca de tres años con ocho empresas y hoy ya son 12 las interesadas", comentó Klein.
Brasil ya exporta zapatos a China desde 2011, pero es un proceso aún muy incipiente.
¿Plástico o cuero de serpiente? Los dos.
Brasil tiene dos ejemplos de marcas consagradas dentro y fuera: las famosas Havaianas y los zapatos Melissa.
Imitadas en todo el mundo, las Havaianas nacieron inspiradas en las chancletas que usaban los inmigrantes japoneses. Los modelos más sencillos pueden comprarse por cinco dólares, pero los precios aumentan a medida que las colecciones son más exclusivas.
Esas chancletas plásticas eran usadas por las clases más pobres de Brasil, pero 50 años después, son un objeto de deseo de todos.
Hoy, Havaianas tiene un 24% de sus ingresos fuera del país. En 2012 produjo 229 millones de pares.
"Havaianas se convirtió en una marca muy asociada a la alegría, al color y al verano", comentó a la AFP Carla Schmitzberger, directora de la unidad de negocios.
Creada en 1979, Melissa ya vende sus coloridos zapatos también de plástico en más de cien países. Sus modelos muy elaborados -ha colaborado con el diseñador Karl Lagerfeld o la arquitecta Zara Hadid- incluyen altísimos tacones y aplicaciones de corazones o bocas rojas.
Melissa tiene un local propio en Nueva York y para el primer semestre de 2014 prevé abrir uno en Londres.
Tímidamente, el mercado de los zapatos de lujo también crece, aunque un país con una moneda fuerte no es fácil para la producción local.
La diseñadora Paula Ferber produce zapatos de alta factura en cuero de cocodrilo, serpiente o peces amazónicos. Un par puede costar hasta unos 900 dólares.
Actualmente, comentó a la AFP, negocia con uno de los socios del grupo francés L'Occitane para expandir ventas sobre todo hacia Europa y Oriente Medio.
"Estamos tratando de reducir costos. Por ahora no hacemos más de 1.500 pares por mes", comentó.