NATALIA Olivares lava sus manos todas las noches, alista la máquina para diálisis y se conecta a ella mediante un catéter ubicado en su estómago. Después, intenta sumergirse en el sueño mientras el aparato depura los líquidos y electrolitos de su cuerpo, que se ven afectados gravemente por lupus, una enfermedad de carácter renal.
Esta joven de 21 años fue diagnosticada con esta enfermedad, en abril del año pasado, y a pesar de que su lucha con esta dolencia ha sido muy complicada, actualmente se encuentra trabajando en una agencia donde vende microseguros para viajes, y espera retomar su carrera en Administración de Empresas, de la cual solo le faltan tres semestres para culminar. “El lupus es una enfermedad crónica inflamatoria que me llevó a una crisis de salud que terminó en la insuficiencia renal con la que batallo ahora mismo”, explica Natalia a El NUEVO SIGLO.
Mujer de ojos oscuros, sonrisa franca y cabello abundante, se ve un poco más delgada que unos meses atrás, cuando empezó una dolencia que medicamente puede ser neutralizada, pero que requiere para la mayoría de afectados un tratamiento de por vida. Por tal razón, la conexión constante de venas y arterias a este aparato, no le permite a Natalia llevar un ritmo de vida normal, pues debe estar siempre en función de revitalizar su cuerpo a través del proceso que generalmente la deja desgastada.
Cuando se despierta en las mañanas se desconecta de la máquina, una vez esta, ha infundido y drenado su sangre durante diez horas seguidas. Luego, desayuna con comidas balanceadas, bajas en carbohidratos, grasas y proteínas para no poner en riesgo su salud, y se alista para comenzar un nuevo día.
Una mujer que lucha
Los problemas de riñón aquejan a 4.1 millones de en Colombia y son el órgano que tiene la lista de espera más larga para los pacientes. También se debe a las bajas tasas de donación y la incapacidad médica para detectar la enfermedad renal en fases tempranas. “He recibido buena atención por parte de mi EPS y actualmente cuento con el servicio de atención prioritaria. Sin embargo, cuando fui por urgencias al principio del lupus, tardaron ocho días en atenderme y me duele pensar que con una atención más oportuna se hubiera podido frenar la enfermedad”, indica Natalia.
Así mismo, la joven dijo a este Diario que “hace algún tiempo estuve sometida al tratamiento de hemodiálisis que es un proceso para limpiar la sangre mediante una máquina que la extrae y la oxigena, para luego volver a insertarla en el cuerpo. Sin embargo, este tratamiento puede afectar también el corazón. Es desgastante porque hay que ir cada día de por medio y estar mucho tiempo conectado a una máquina para culminar el proceso”.
La prevención es la clave
Aunque la enfermedad se puede generar en ambientes en donde existan factores como la pobreza, falta de educación y contaminación, también existen elementos externos que pueden generar mayores posibilidades de contraer esta dolencia. Las enfermedades relacionadas pueden evitarse siendo más conscientes sobre hábitos negativos como el sedentarismo, el manejo de una dieta alimenticia que incluya la disminución del consumo de sal, bebidas gaseosas y alimentos empaquetados.
“En Colombia hay pocas unidades renales que cuenten con los insumos, equipos y personal adecuado para tratar la enorme demanda de pacientes diabéticos que sufren la enfermedad. Actualmente, tenemos poca oferta de nefrólogos en el país, ellos son los especialistas en la medicina de la función renal y los profesionales idóneos para tratar estos casos que van en aumento. Por otra parte, si los pacientes no consultan tempranamente al médico y pretenden tratar estas patologías en sus fases terminales, el tratamiento podría resultar muy complicado” cuenta Yesid Moreno, médico del Hospital de Kennedy de Bogotá.
Así mismo, Moreno afirma para este Diario que “Hoy en día los hospitales públicos reciben pocas donaciones de estos órganos y las estadísticas de donantes en el país son muy bajas. Por esa razón se estableció la Ley 1805 del 2016, que dice que si una persona no notifica ante una notaría que no quiere ser donante, al momento de su muerte, pasa a convertirse automáticamente en potencial donador. Sin embargo, este recurso se ha convertido en un mecanismo que no tiene mayor funcionalidad, porque los tiempos del traslado a la morgue y otros trámites del proceso colocan a los pacientes más barreras que soluciones reales.”.
“Yo también estoy esperando un riñón y no pierdo la esperanza a pesar de que este órgano sea el más demandado en el país. Me gustaría hacer un llamado a las personas para que se cuiden, se informen y tomen conciencia sobre sus hábitos para que nunca tengan que sufrir este padecimiento. Por otra parte, considero que el sistema de salud también tiene temas por mejorar, como la cobertura y la atención inmediata, que en mi caso podría haber generado un resultado diferente para mi salud. Por último, es necesario que el sistema de salud brinde una solución definitiva a la enorme demanda de estos órganos en el país, que en ultimas esta afectando a millones de personas” Concluye Natalia Olivares.