La ópera no ha sido generosa en sus retratos de héroes negros y hay muy pocos papeles protagónicos para cantantes que no sean blancos en el repertorio clásico.
Así que, cuando le ofrecieron a Lawrence Brownlee la oportunidad de interpretar a la leyenda del jazz Charlie Parker, el prominente tenor no lo pensó dos veces.
La ópera, "Yardbird", que abre el viernes en la Ópera de Filadelfia, ofrece un inusual papel moderno a un cantante negro en la ópera con la dificultad añadida de incorporar el jazz a una forma de arte esencialmente europea.
"Como afroestadounidense y como artista que ha hecho todo su trabajo interpretando personajes que no necesariamente son afroestadounidenses, sentí que era parte de mi responsabilidad (...) retratarlo de forma realista", dijo Brownlee a la AFP antes del estreno mundial.
La vida de Parker, con todo su drama y su tragedia, se presta fácilmente a la ópera. Aunque vivió solo 34 años, el saxofonista se convirtió en uno de los artistas de jazz más influyentes y fue pionero en el género bebop, basado en la improvisación y en tempos rápidos.
Cuando murió en 1955, el cuerpo de Parker estaba tan destrozado por el abuso de la heroína que el forense pensó que tenía el doble de su edad real. Pero Brownlee señaló que "Yardbird", con guión de la dramaturga Bridgette Wimberly, trasciende la narrativa estándar de Parker como un adicto y examina las cicatrices que marcaron su vida, entre ellas el haber crecido sin un padre en la segregada ciudad de Kansas (centro de EEUU).
La música, compuesta por el saxofonista suizo-estadounidense Daniel Schnyder, incorpora elementos de jazz a la ópera.
Y Brownlee, conocido especialmente por sus Rossini y por la suavidad con la que alcanza las notas más altas, por primera vez canta "scat", la característica improvisación de los cantantes de jazz.
- ¿Qué pensaría Rossini? -
Muchas cantantes negras han tenido éxito en la ópera, entre ellas Shirley Verrett, Leontyne Price y Jessye Norman, quien a menudo es considerada una de las mejores sopranos del mundo.
Price es conocida por el papel principal de la prisionera princesa etíope en la "Aída" de Verdi. Pero hay muy pocos papeles específicos para intérpretes negros en la ópera.
Brownlee, un hombre de 42 años afable y de cálida sonrisa, dijo que esta ausencia se debe simplemente a la época en que vivieron los grandes compositores de ópera.
"En los tiempos de Mozart los negros eran esclavos, así que no eran retratados como reyes ni reinas ni otras cosas", dijo.
"Pero también siento que, por la manera en que canto y actúo, si hubiera vivido en los tiempos de Rossini... me gusta pensar que él habría apreciado al cantante que soy y me habría dado la oportunidad de actuar a pesar de mi raza", añadió.
Uno de los papeles más obvios para los afrodescendientes en la ópera es el papel principal en "Otelo", basado en una obra de Shakespeare sobre un general moro.
"La gente me ha insistido que cante a Otelo porque, obviamente, soy un hombre negro. Pero no es para mí", contó.
De todos modos, Brownlee dijo que está abierto a, eventualmente, modificar el papel para crear su propia idea de "Otelo" según la versión de Rossini, con quien se siente tan identificado. (Verdi también compuso un "Otelo", pero es menos adecuado para el "bel canto" de Brownlee).
Criado en Youngstown, Ohio (noreste), Brownlee creció escuchando música gospel y tocando bajo y guitarra, inicialmente tuvo poca exposición a la ópera.
"No tenía idea de cómo sonaba un cantante de ópera, aparte de lo que uno ve en televisión cuando muestran a alguien vestido con cuernos en la cabeza y largas trenzas cantando en un idioma que no entiendes", comentó.
Aunque quería convertirse en abogado, su vida cambió en una competencia escolar en la que imitó burlonamente a un cantante de ópera. Le dijeron que tenía un don.
"La gente dice todo el tiempo que tu carrera, o el trabajo de tu vida, siempre te encuentra", comentó.