Han sido varias las producciones con esta temática pero expertos aseguran que el nuevo matiz en sus narrativas, que invitan a la reflexión, es la clave de sus éxitos
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En el mundo del cine existen tres temas indispensables: el amor, la vida y la muerte. Estos dos últimos han sido, por años, el hilo conductor de distintas producciones nacionales. Sin embargo ahora la narrativa ha cambiado y se ha vuelto más realista, lo que según algunos críticos, es el reflejo de lo que enfrenta el país.
“El arte es producto del contexto, de los artistas que viven en un entorno y a partir de sus interacciones y sus historias de vida producen obras de arte. En el caso del cine, nuestro contexto e historia es de violencia, que está llena de flagelos como la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico, es por esa razón que nuestro cine trata esos temas porque es producto de nuestra cultura, de nuestra historia”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el periodista y crítico de cine, André Didyme-Dome.
Para la muestra de ello, el nombre de películas colombianas como Monos, Los días de la ballena o Pájaros de verano han conquistado escenarios internacionales, producciones que aunque vuelvan a temas como la guerra, la violencia y el narcotráfico han agotado taquillas en el país, ya que según Didyme-Dome “es una realidad que así le demos la espalda, la seguiremos viviendo”.
Nuevas formas
Las dimensiones humanas dentro del conflicto del país, lo mítico y lo realista son los nuevos elementos que los directores de cine han empezado a incluir en sus narrativas, sin dejar a un lado el contexto del país, ese que ha sido tratado en antiguas producciones pero que ahora se aborda con puestas en escena más estéticas.
Así lo afirmó el experto del séptimo arte, Pedro Adrián Zuluaga: “Las películas como Monos vuelven a hablar sobre aspectos de la violencia, pero lo que pasa es que tal vez esa violencia no está en el centro de historia, sino que está más desplazada a sus márgenes y donde se ve un poco a personajes resistiendo esas marcas o huellas de la guerra. Hay un desplazamiento en la manera de abordar esa violencia”, le aseguró a este Diario.
Para muchos la inclusión de la violencia en el cine ha sido un dolor de cabeza, por lo repetitivo que se torna esta temática, pero para otros estas nuevas formas de narrativa le dan un atractivo a las cintas, que han dejado el nombre del país en alto como en los premios Oscar, Goya, entre muchos más y que consideran necesario incluir el lado más humano de la realidad colombiana.
“Creo que en Colombia existe un cine sobre la guerra y el narcotráfico muy humano. No creo que haya por qué salir de esos temas, no son un estigma, no son una carga, son una manera en que el arte ha tenido para reaccionar de esas experiencias históricas que aún están presentes y que no hemos logrado solucionar como sociedad. Entonces el problema no es que el cine las represente, sino que mientras existan, las películas van hablar de ello”, señaló Zuluaga.
¿Un cine para trascender o agotar taquilla?
La discusión en la historia del cine colombiano ha estado dividida por aquellos que quieren un cambio en el contenido de las producciones y los que consideran importante contar el lado realista de la historia y contexto social del país.
Sin embargo, no solo se han producido cintas sobre violencia, sino también películas que han sido dedicadas a temas como el medio ambiente o costumbristas, que aunque han ganado grandes reconocimientos y han sido elogiadas por la crítica internacional, el nivel de ventas en taquilla, no ha sido el mejor.
“Es el caso de El Abrazo de la Serpiente que se estrenó en nuestro país y no tuvo acogida en el público, pasó sin pena ni gloria después de una semana en cartelera, pero sí estuvo nominado a los Oscar; o también el caso de La tierra y la sombra, una de las películas más premiadas de nuestro país, fue ganadora con la Cámara de Oro en CAN, el galardón que se le da al mejor director novato, que es César Acevedo. Fue una producción que aquí no tuvo recaudación de taquilla, pasó absolutamente desapercibida”, comentó Didyme-Dome.
Por otro lado, están las producciones que hablan sobre la familia, el drama y la comedia, que han llenado las salas de cine de las principales ciudades del país en repetidas ocasiones, pero que ante los ojos de los expertos no tienen un mensaje de trasfondo y no ofrecen una opción de crítica y reflexión.
“Todas estas películas aunque el público asiste de manera masiva, que se estrenan en diciembre, cuando más va la gente a ver este tipo de películas colombianas, son producciones que los críticos consideran como malas porque son películas ligeras y que no dicen gran cosa”, mencionó Didyme-Dome.
Agrega que la comedia no muestra la verdadera situación del país, pero sí refleja su idiosincrasia. “El cine que tiene más acogida en nuestro público, en términos de producción nacional, tiene que ver es con las comedias, que se alejan de esa realidad y que muestran el reflejo de nuestra cultura de clase media y baja”.
El arte que identifica un país
Según los expertos, el tema de la violencia no debe ser un foco de discusión dentro del cine, sino una oportunidad para reflexionar sobre ello a través del arte en las diferentes narrativas, pues en muchos casos tiene un valor de identidad mayor.
“No creo que en nuestro país sea algo auténtico o que refleje lo que somos hablar de clases altas y de amores incomprendidos porque no hace parte de lo que somos, eso hace parte de los temas de los países del primer mundo porque es lo que viven, aquí estamos viviendo una realidad diferente y eso es lo que la mayoría de directores tratan y no pueden evitar porque hace parte de quienes somos y de cómo somos”.