Un colombiano en los zapatos madrileños | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Marzo de 2014

“Una aventura literaria supone correr todos los riesgos y aquí, a sabiendas de que soy un escritor extranjero, me lancé a trabajar con algo tan propio y complejo de la cultura madrileña como es el metro y su gente”, dijo a EL NUEVO SIGLO el escritor colombiano Mario Jaramillo, quien acaba de publicar en España el volumen de relatos “Próxima estación”. Bajo el sello akrón & csed, editorial que cuenta con una línea especializada en la publicación de narrativa breve, se presenta esta obra de 203 páginas editada en formato de bolsillo.

 

Jaramillo, radicado en España desde hace más de quince años, viaja hasta lo más profundo de las vías y túneles y hasta los vericuetos más insondables del sistema del metro de Madrid, pero, más allá, llega al corazón humano para contar los relatos de variados personajes que día a día utilizan ese subterráneo.

 

Durante la presentación del libro, en el auditorio del Instituto Español de Estudios Nobiliarios, en Madrid, el escritor contó que dedicó varios años al trabajo de campo. “Pasé muchas horas en el metro”, dijo. “Conocí sus 300 estaciones, recorrí varias veces sus trece rutas, y contabilicé más de 1.000 kilómetros de viajes, pero, sobre todo, compartí las experiencias de muchos seres humanos de los casi dos millones que cada día suben y bajan de los vagones del medio de transporte más importante de la capital española”. De todo esto, al final, han quedado trece historias y trece relatos que, aunque se desarrollan en Madrid, reflejan las preocupaciones, dolores y esperanzas de desempleados, estudiantes, inmigrantes, mendigos y profesionales. En suma, refleja las inquietudes de la gente que emplea cualquier medio de transporte público. Si en Madrid el más usado es el metro trasladándonos a Bogotá podría ser el Transmilenio.

 

“Lo que más trabajo me costó fue la escritura de los diálogos en lenguaje madrileño”, aseguró. “En especial, las conversaciones entre jóvenes. Hay toda una jerigonza juvenil, extraña, metafórica, que espero haber captado en su rica dimensión literaria”.

 

“No hay excusas”, precisó Jaramillo. “El escritor, como un director de cine, debe sumergirse en la idiosincrasia y tratar de que todos sus personajes parezcan auténticos. Para ello hay que superar barreras culturales y profundizar en la sociología del lugar y la época. Y no en menos ocasiones el autor también es actor y debe meterse en la sangre de los miembros de su relato. En mi caso, dejar de ser colombiano por unos momentos para lograr la autenticidad de la gente madrileña”.

 

En este sentido Jaramillo expresa que “deseo haber llevado a buen término este ejercicio literario. En la brevedad del género de relato espero haber plasmado la brevedad de la vida”, dijo al diario.