Tiempo con los hijos, sobreprotección o negligencia | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Mayo de 2012

“Agresividad, desarrollo de temores y aislamiento, son algunas de las manifestaciones que se pueden derivar en los niños, a raíz de una falta de balance en el tiempo que nuestras madres dedican a sus hijos”, asegura Nohelia Hewitt Ramírez, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura, a través de un agudo análisis sobre el manejo de tiempo que las madres trabajadoras de nuestro país dedican a sus hogares.

 

“Muchas mamás creen que deben dedicar una gran cantidad de tiempo a los hijos, pero uno puede dar calidad en una o dos horas diarias, siempre y cuando lo haga específicamente a estar con su hijo y no compartidas con otras actividades”, afirma Hewitt en su análisis sobre la calidad de tiempo que una madre debe pasar con sus hijos.

 

Algunas madres pecan por exceso, hasta el punto de llegar a la sobreprotección del niño, causando consecuencias en su comportamiento y desarrollo afectivo y emocional. “Generalmente cuando una madre sobreprotege al hijo está enviándole un mensaje concreto: tú no eres capaz. La mamá sobreprotectora no le permite al niño crecer ni a nivel social, ni personal y mucho menos crecer en sus procesos de adaptación y toma de decisiones”, sostiene Nohelia Hewitt.

 

Por otra parte, la negligencia o falta real de un compromiso con los hijos se identifica en aquellas madres que tienen expresiones como: “estoy muy cansada, no quiero que nadie me dirija la palabra…” o el ignorar las necesidades físicas y emocionales de los niños. “El niño le dice que necesita algo y la mamá parece que no escuchara, que no le importara. No responde a las necesidades  del menor como: -tengo hambre, ante lo cual la madre considerada como negligente no responde nada”, puntualiza la experta.

 

Las consecuencias manifiestas en un niño que no recibe la calidad de atención que requiere van desde el desarrollo de problemas de comportamiento, en el caso de los niños en edad preescolar, hasta el consumo de sustancias alucinógenas, en el caso de los adolescentes. “El niño se puede volver agresivo, necio, rebelde, no respetar la autoridad y también puede desarrollar problemas de tipo emocional, como miedos y temores o de tipo afectivo: volverse un niño triste, tener alteraciones en su estado de ánimo y aislarse”, ratifica la doctora Nohelia Hewitt.

 

Hay alternativas

 

Aunque la mamá esté en el trabajo todo el día, con una llamada puede surgir el cambio. “A través de la llamada establezco cercanía y hago supervisión de su comportamiento. Mantener comunicación continua, preguntarle al niño o niña  qué pasó con sus tareas, que dijo el profesor, eso indica preocupación por el niño y así logra establecer y fortalecer un vínculo afectivo con la madre”, asegura la decana de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá.