Por Emilio Sanmiguel
Especial para El Nuevo Siglo
LA SERIE internacional de Grandes pianistas de Colsubsidio llega a su fin el próximo domingo. Es, no me cabe la menor duda, el evento pianístico más importante que se desarrolla en Colombia, así no goce del glamour de otros eventos más frecuentados por la Jet-Set criolla y la burocracia cultural (son la misma osa) que se niegan rotundamente a asistir a conciertos que no estén cubiertos al menos por una de las revistas del corazón.
Mejor así, porque aplauden a destiempo, hablan por celular y lo peor, suelen monopolizar las mejores localidades de los teatros una vez se adueñan de los mismos… además, la Jet-Set criolla y la burocracia cultural son muy feas, no nos digamos mentiras, es más lo que deslucen que lo que decoran los desangelados teatros de la Atenas suramericana.
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Febrero 16: Alexei Chernov
Bueno, la Serie de pianistas del Teatro Arias Pérez cumple con lo que promete: Grandes pianistas. Creo no equivocarme si aseguro que en años sólo han presentado artistas excepcionales. Justo lo ocurrido la mañana del 16 de febrero con el ruso Alexey Chernov que se permitió un programa sin precedentes en el país dedicado al Vals de concierto; en la primera parte una selección del Op. 62 de Brahms, luego 3 de Grieg (que fueron la revelación para un público poco familiarizado con la obra para piano solo del compositor noruego), 3 de Chopin, incluido el Nº 1 de los Valses brillantes y para cerrar la primera parte la prueba de fuego del Mephisto Nº1 de Liszt.
La segunda fueron sólo novedades: obras de Debussy, Scriabin, Myaskovsky, Prokofiev, Shostakovich (una poética interpretación del Preludio nº 17 Op. 34 en tiempo de vals), Hindemith, Silvestrov, Shiryaev y dos de del propio Chernov.
En esencia lo que se espera de un evento así: una inteligente mezcla de piezas familiares para el público y una buena dosis de novedades.
Febrero 23: Roland Pontinen
El nombre del noruego Roland Pontinen es familiar para los melómanos por algunas grabaciones suyas.
Luego de oír su recital la mañana del pasado domingo, sólo queda por decir: ¡Qué versatilidad!
Porque abrió con la Sonata nº 12 de Beethoven -la de las Variacionesy laMarcha fúnebre- en una versión francamente extraordinaria, enseguida la Balada 1, el Nocturno op. 9 nº3 y la siempre bien recibida Polonesa Heroica de Chopin igualmente idiomáticas y vigorosas.
Luego pasó a resolver con asombrosa delicadeza Miroirs de Ravel (el público no se resistió y le propinó una salva de aplausos al final de la Alborada del gracioso que él aceptó con evidente beneplácito) y para cerrar la paráfrasis de Ignaz Friedman sobre Voces de primavera de Johann Strauß II, interesante contraste entre las filigranas etéreas del Ravel con los fogosos despliegues virtuosísticos de la pieza de lucimiento que cerró el programa. Todo extraordinario, aplaudidísimo y con una evidente mejora en la asistencia de público: como siempre: ni una de las stars del Festival de Cartagena…