Llegan las vacaciones, una temporada destinada al descanso y la diversión. Sin embargo, también es un período importante para el autocuidado y la salud. Usualmente en los chequeos periódicos pasamos por alto una parte fundamental del cuerpo que requiere de una atención y cuidado especial: los pies.
Muchas veces naturalizamos su existencia y olvidamos que esta zona también es susceptible a enfermedades y patologías. Según Alejandra Morales, médica especialista en podología de Dr. Scholl’s Colombia, existen algunas prácticas cotidianas que afectan la salud de los pies. De allí la importancia de reconocer cuáles de estas son mitos y cuáles son realidades desde una perspectiva médica.
1. Aplicar talcos en los pies para el mal olor: es una práctica que se considera adecuada para su higiene. Sin embargo, en los pies hay aproximadamente 250 mil glándulas sudoríparas que producen alrededor de un cuarto de litro de humedad. Por esta razón, es recomendable colocar los talcos directamente en los zapatos, dejarlos secar antes de calzarlos, para así evitar la humedad.
2. Cortar las uñas en forma de V para que no se encarnen: el corte incorrecto de las uñas favorece infecciones y lesiones que deforman la lámina ungueal. Este procedimiento debe ser acorde a la anatomía de cada individuo y estar a cargo de un especialista de la salud. “Una opción es la realización de la quiropedia o pedicure clínico, donde se lleva a cabo una limpieza y revisión de los canales, retiro de callosidades y corte adecuado de la uña”, explicó Morales.
Le puede interesar: ¿Es recomendable el ayuno intermitente para bajar de peso?
3. Los zapatos en punta son adecuados para caminar: estas formas de calzado generan callosidades, deformidades de las falanges, problemas circulatorios, tendinitis y fascitis. Además, aumentan la sintomatología del pie plano. Para ello, se recomienda usar zapatos cómodos que permitan una posición anatómica del pie.
4. Para el manejo de la onicomicosis aplicar sustancias caseras como hipoclorito, agua de limón y/o productos mentolados: las lesiones engrosadas no necesariamente corresponden a callosidades; por lo tanto, si se aplican sustancias corrosivas pueden derivar en un aumento en el número y tamaño de las lesiones. Por eso, es necesario realizar un diagnóstico correcto que oriente el manejo adecuado por parte de personal calificado.
5. Remover las callosidades con piedra pómez: al ser sometidas a la abrasión con diferentes materiales, se estimula el crecimiento de las lesiones, ya que, en la mayoría de los casos, no se trata de callosidades sino de verrugas plantares.
6. Aplicar esmalte y uñas acrílicas en los pies: en uñas con lesiones este tipo de prácticas favorece la humedad y el aumento de patologías. Por ello, la recomendación es abstenerse de aplicar cualquier tipo de químico que afecte el bienestar y crecimiento natural de las uñas.