“En este piso yacen inoperantes e inhabilitadas 37 toneladas de armamento”, dijo la artista Doris Salcedo durante la inauguración de su última obra, titulada 'Fragmentos', en el centro de Bogotá.
Se trata de 1.300 placas de metal que se hicieron a partir de los fusiles AK-47 (el arma insignia de las Farc), ametralladoras M60 y Browning calibre .50, lanzagranadas, morteros artesanales hechos en la selva, así como kilos y kilos de munición acumulados a lo largo de décadas de guerra.
La artista asegura que la obra es un trabajo en equipo: el gobierno colombiano y las Farc negociaron, los excombatientes dejaron las armas, la ONU las recibió y almacenó, la Policía las custodió, el Ministerio de Cultura promovió el proyecto y Doris Salcedo las fundió.
Las placas negras y frías ahora son el piso de una estructura de paredes blancas y vidrios amplios dentro de una antigua casa colonial ubicada a pocas cuadras de la Casa de Nariño. Un olor amargo que se siente en la garganta inunda el ambiente, tal vez producto de los materiales de construcción aún frescos.
Las ruinas de la antigua casa colonial fueron conservadas, como símbolo de la destrucción que puede causar la guerra. Un pequeño jardín interno le da un toque de color y vida a la obra.
Está vacío, para representar las ausencias que deja la guerra, y en silencio, para recordar las voces que fueron acalladas.
La obra “Fragmentos”, añadió la artista, fue pensada como un espacio en el que diversos artistas puedan expresar su visión de la guerra a través del arte y discutir con argumentos.
Cada año dos artistas serán invitados para presentar su obra y mostrar el conflicto colombiano desde su perspectiva. Así, lentamente, el silencio y el vacío se llenarán de voces, historias y perspectivas de la guerra, tal vez disonantes, tal vez encontradas, pero nunca violentas.
“Este es un testimonio de que los colombianos no somos bárbaros. No tenemos que seguir por siempre en esa historia negativa de asesinatos y venganzas”, dijo Salcedo en la inauguración, a la que asistió la ministra de Cultura, Carmen Inés Vásquez; el alto consejero para la Estabilización, Emilio Archila; el director de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (Unipep), el general Álvaro Pico, así como el líder del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Rodrigo Londoño.
Le puede interesar: Así va la ‘cirugía’ a la reforma política.
“Las armas las teníamos en función de un proyecto político, para eso las empuñábamos. (…) Ahora están aquí como base para ese proyecto político que lo vamos a construir en paz y en reconciliación”, aseguró Londoño.
La artista resaltó que ‘Fragmentos’ es un “contramonumento” porque no es jerárquico ni pone sobre un pedestal una idea grandiosa o totalitaria de lo que fue el pasado del país.
“En este caso los colombianos no estamos de acuerdo y somos una sociedad dividida, polarizada y heterogénea. La idea es que esta obra sea neutra, que permita que las diferentes opiniones convivan”, explicó la artista.
Además del espacio y las placas de metal, este lunes se estrenó un documental que narra el proceso creativo del contramonumento. Allí se cuenta cómo mujeres víctimas de violencia sexual durante el conflicto forjaron, a martillazos, los moldes en los que luego se verterían las armas fundidas para crear la obra. Cada golpe sirvió de catarsis. En el video narran sus historias con la cabeza en alto. Empiezan contando con algunas lágrimas. Terminan con risas y perdón.
La artista dice que la obra debería ser mantenida por más de 53 años, el tiempo que duró el conflicto. “El trauma que nos dejó la guerra no lo vamos a elaborar en una generación. Nos vamos a tomar mucho tiempo. El arte es una manera de hacer ese duelo”, concluyó.
A partir de este lunes cualquiera que pase por el centro de Bogotá puede entrar al espacio, sentir el piso frío, sentarse en el pequeño jardín, mirar las antiguas ruinas y ver el documental. La entrada es libre. Los colombianos ya la pagaron por más de cinco décadas.