Adolfo Suárez, el primer presidente de la democracia española tras el fin del franquismo y uno de los artífices de la transición política del país, vivía este viernes sus últimas horas de vida, tras una década afectado por el Alzheimer.
"La enfermedad ha avanzado mucho y todo nos hace pensar que el desenlace es inminente. El horizonte temporal que nos planteamos no supera las 48 horas", anunció su hijo Adolfo Suárez Illana, en una rueda de prensa convocada de urgencia el viernes por la mañana en una clínica de Madrid.
Suárez, de 81 años, hospitalizado desde el lunes por una infección respiratoria, había solicitado hace tiempo que el rey Juan Carlos fuese el primero en conocer la noticia, y así se hizo, explicó su hijo.
"La relación del rey con mi padre ha sido excepcional", aseguró. "Gracias al rey él fue presidente del gobierno, gracias al rey pudo hacer lo que más le gustaba y en un momento único en la historia de España", agregó.
"Esos dos hombres cambiaron el rumbo de España", subrayó visiblemente emocionado.
Antiguo hombre del aparato franquista, Suárez había sido encargado por el monarca en 1976 de formar el segundo gobierno de su reinado. Coronado el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos había mantenido en el poder al jefe del gobierno franquista Carlos Arias Navarro durante unos meses.
El mandato de Suárez fue ratificado después por las urnas en las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, a las que se presentó como jefe de filas del partido Unión de Centro Democrático.
Se convirtió así en una de las figuras más emblemáticas del delicado periodo de transición que permitió a España pasar página de una dictadura iniciada en 1939 tras tres años de Guerra Civil.
- Lideró el paso a la democracia -
Durante su gobierno se llevaron a cabo las principales reformas para que España se convirtiera en una democracia, como la legalización de todos los partidos políticos -incluida la polémica legalización del Partido Comunista-, una amnistía a los presos políticos y la redacción de la Constitución y su aprobación por referéndum en 1978.
Sin embargo, a partir de 1979, año de su segunda victoria electoral, emprendió un declive debido a problemas en su partido, la crisis económica, la agitación militar, el problema de la autonomía de las regiones españolas y los atentados de la organización armada independentista vasca ETA.
Estas dificultades, a las que se unió la retirada del apoyo del rey, le llevaron a dimitir por sorpresa en enero de 1981, días antes del intento de golpe de Estado militar del 23 de febrero, que fue aplacado por el monarca.
La Casa Real no quiso reaccionar en lo inmediato a la noticia y el jefe del gobierno, el conservador Mariano Rajoy, llamó a "esperar con serenidad el desarrollo de los acontecimientos".
"La familia debe saber que nosotros, y yo se lo he transmitido hoy personalmente, y la inmensa mayoría del pueblo español estamos con Adolfo Suárez y con todos ellos", afirmó desde Bruselas, donde participaba en una cumbre europea.
"Estamos profundamente entristecidos", dijo por su parte el líder de la oposición socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Numerosas personalidades políticas lamentaron la inminente partida de un "político de referencia" con el que los españoles tienen "una deuda impagable" y cuyo nombre está escrito "en letras de oro" en la historia de España.
Retirado de la vida pública desde que la enfermedad neurodegenerativa se le declaró hace una década, el hombre sin cuya intervención "seguramente no hubiese volado España ni tan alto ni tan lejos", perdió rápidamente la conciencia de lo que le rodeaba, explicó su hijo.
En los últimos años "no ha habido una relación intelectual con él, sí afectiva", afirmó, asegurando que mantuvo hasta el final su "mirada picarona".
"Estos dos días últimos han sido felices. Nos ha regalado más sonrisas que quizás en los últimos cinco años", añadió.
Hombre profundamente católico, el expresidente del gobierno recibió "los santos sacramentos y está en paz", precisó Suárez Illana.