Una gran controversia se generó cuando el mismo presidente Iván Duque anunció que Colombia sería el país invitado de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Las críticas y los chistes no faltaron, pues en un principio se creyó que el tema central de esta edición había sido “por descarte”.
Contrario a eso, la realidad es que desde hace cuatro años se pensó en la idea de que no había un mejor momento para dar inicio a la celebración del Bicentenario de la Independencia, que en uno de los eventos culturales más importantes del país y la región. Es por esto, que los organizadores se pusieron manos a la obra para convertir esta feria en el evento del año, en el que la reflexión sobre quiénes somos como colombianos y cuál es nuestra historia se conviertan en el tema central.
Al final, esta jugada cultural resulta siendo un ejercicio gratamente interesante, pues será el punto de encuentro para hablar, recordar y revivir costumbres olvidadas, datos desconocidos y libros empolvados.
Colombia, con el conjunto de lo que es y ha sido por estos 200 años será el tema de conversación de los 13 días de feria, en el que cada colombiano podrá reencontrarse con sus raíces, pues a través de los libros, la comida y hasta la chicha, desde los más chicos hasta los más grandes podrán conocer, de la mano de los mejores expertos, lo que pasó cuando comenzó la gesta libertadora y su evolución a través de los años hasta convertirse en lo que es hoy.
Es decir, en los 3.000 metros cuadrados de exposición, el visitante hará un recorrido en el que se podrá plantear preguntas y encontrar respuestas sobre el pasado, conocer el complejo contexto histórico que vivieron nuestros antepasados en esa época, y entender cómo todos los actores de la sociedad participaron en ella; ver en profundidad cómo las comunidades se apropiaron del nuevo ideario republicano.
Pero no solo eso, también será la oportunidad ideal para abrir el debate más grande del año en torno a las metas y sueños que se tienen como nación: hablar sobre los caminos y retos que tiene el país para ponerse al día en agendas como la medicina, la ciencia, la tecnología y la economía naranja, que por esta época está de moda.
“La historia de lo que hemos vivido hasta el momento, las raíces, cómo la República se convirtió en una realidad y cómo empezamos a consolidar la nación; el momento para reflexionar sobre hacia dónde vamos, es lo que los visitantes podrán encontrar”, le dijo a EL NUEVO SIGLO, Andrés González, jefe de proyecto de la feria.
Un espacio para todos
Indígenas, afros, campesinos, mujeres, todos tendrán su rinconcito y momento en FILBo 2019. Descubrir qué hacían y qué lugar tenían cada una de estas comunidades hace dos siglos es una de las propuestas más interesantes de esta edición.
En ese orden de ideas, cuando se habla de que la feria la gozan personas de todas las edades, en esta edición, literalmente va a ser así, ya que hay espacios especiales para que niños, e incluso bebés, tengan sus primeros acercamientos con las letras. Claro está, que como todos los años la agenda se encargará de seguir seduciendo con las páginas a los jóvenes, los que más visitan y participan del encuentro.
Mientras que por otro lado, la agenda tradicional, que como todos los años es potente y cargada de importantes invitados nacionales e internacionales, dispuso de encuentros entre los escritores, periodistas, científicos y líderes de opinión en torno a un sinnúmero de temas culturales, sociales, educativos, políticos, económicos y de innovación.
Lo nuevo
No hay una Feria Internacional del Libro de Bogotá que se parezca a otra, pues si bien el fondo siempre es el mismo, fomentar el hábito de la lectura y potenciar la industria, cada edición trae espacios e invitados nuevos, y este año, con más veras, no será la excepción.
Para este año, FILBo que se realizará del 24 de abril al 6 de mayo, tendrá cinco nuevos espacios: la Sala de poesía María Mercedes Carranza; la Bebeteca, que como se explicó anteriormente, será el espacio para que los padres y sus bebés se acerquen a libros en espacios adaptados especialmente para ellos.
El tercer espacio es la Sala Manuel Zapata Olivella en el que se desarrollará la franja de diversidad étnica ‘Esta tierra a la que pertenecemos’, en la que se reflexionará acerca de las poblaciones afro, indígenas, raizales y ROM, además de visibilizar sus obras y pensamientos.
Para los fanáticos de los sabores y olores de la buena gastronomía, la Carpa de Libros para Comer es su lugar ideal, ya que está dedicada 100% a todo lo relacionado con la culinaria y la comida tradicional colombiana.
Por último, el pabellón ¡Que viva la música! será el punto de encuentro para disfrutar de los diferentes sonidos, géneros y expresiones musicales.
Claramente, muchas cosas se quedaron por fuera de este artículo ya que con la robusta agenda de esta edición ferial sería imposible resumir todo lo que trae. Sin embargo, este es un simple abrebocas de lo que será una FILBo muy especial, en la que Colombia, su identidad, su historia y futuro serán el gran tema de conversación en este año bicentenario.